Sexualidad

Cambios del sexo según la edad

El sexo nos acompaña desde que nacemos, aunque se vive de forma distinta en cada etapa de nuestra vida (infancia, adolescencia, juventud, edad adulta y madurez).

Desde la aparición de gónadas rudimentarias, pasando por el nacimiento de un individuo sexuado y la evolución de la sexuación, y terminando por las distintas etapas en que cada sujeto experimenta su sexualidad, sin que exista un patrón fijo, experimenta su sexualidad a lo largo de su devenir, se producen claramente cambios en el sexo a lo largo de la vida.

Además, el sexo tiene una influencia de constante en la existencia, pues, con independencia de las prácticas en cada etapa, existen unas variables físicas que evolucionan a lo largo de la historia personal, desde la sexuación del cerebro, incluyendo el disformismo sexual, pasando por el papel de las hormonas sexuales hasta la evolución de las manifestaciones corporales.

Por ello, simplemente a título ilustrativo, se hace una referencia a las diversas etapas de la vida, centrándonos especialmente en los cambios que se producen a partir de los 50 años, con el objeto de diferenciar las posibles disfunciones sexuales de aquellos cambios que simplemente se producen por la edad y son consustanciales a la mera evolución de la persona.

Etapas del sexo a lo largo de la vida

INFANCIA

No es ningún secreto que los niños se muestren curiosos respecto a las diferencias sexuales que son objeto de juego y autoexploración de forma espontánea.

cambios del sexo

ADOLESCENCIA

Tampoco es secreto que, durante la adolescencia, se produzca un verdadero despertar sexual, motivado por los grandes cambios corporales y hormonales durante la misma.  No es de extrañar que al sexo se le dedique una parte importante de los pensamientos durante esta etapa, ni que el sexo no sea solo una fuente de placer, sino también de conflictos y problemas, como embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual. Especialmente porque en esta etapa de la vida no se es necesariamente maduro, ni excesivamente responsable (por regla general).

JUVENTUD y EDAD ADULTA

Se trata de la fase de plenitud sexual. Con más impulso sexual en la juventud, en el caso de los varones, y más en la edad adulta, en el caso de la mujeres. De hecho, se habla de la existencia de un mayor deseo entre las mujeres, entorno a los 37 años.

A lo largo de este periodo, se produce también un cambio, más bien de carácter psicológico, pues empieza a ganar más relevancia el sexo ligado a aspectos afectivos. Para algunas personas, los cambios vienen de la mano de la llegada de los hijos.

MADUREZ y TERCERA EDAD

En estas etapas, importa más la calidad que la cantidad. También puede haberse caído en la rutina y, no en vano, en la madurez, se disparan los casos de infidelidad.

A un mayor conocimiento del propio cuerpo y de lo que se quiere y se desea, se unen, el declive físico y la disminución del rendimiento, con importantes cambios que, en el caso de los varones, se dan de forma progresiva aproximadamente durante la sexta década de su existencia. Mientras que en el de las mujeres, se producen en un tiempo mucho más corto, entre los 50 y los 60 años (la menopausia).

Algunos cambios que se producen en cada uno de los sexos a partir de los 50 años son:

En el caso de los varones:

  • Descenso progresivo de testosterona, así como del impulso sexual y de la frecuencia del coito
  • Disminución de erecciones espontáneas o de la eficacia de los estímulos psíquicos
  • Se necesita más tiempo para conseguir una erección, pero la respuesta sexual es más larga
  • Se eyacula menos y menos cantidad
  • Disminuye la turgencia, la intensidad del orgasmo y aumenta el tiempo necesario entre coitos

En el caso de las mujeres:

  • Bajan los niveles de estrógenos y progesterona que disminuyen la libido y la erección areolar
  • Decrecen el potencial de expansión de la vagina y el tamaño de clítoris
  • Pueden presentarse molestias por atrofia urogenital
  • Se necesita más tiempo para lubricar y la fase orgásmica dura menos

Dicho lo anterior, es importante destacar que la actividad sexual no tiene por qué perderse con el paso de los años, y que las personas mayores deben conocer los cambios que se producen en su cuerpo, sin que por ello dejen una disfrutar de su sexualidad.