Hoy en día es difícil encontrar a alguien en la piscina o en la playa que no se aplique crema solar, al menos una vez, pero, ¿es suficiente para protegernos del sol? Te contamos cuáles son las recomendaciones esenciales para cuidar tu piel y tu salud este verano.
Protector solar: escoger el correcto y usarlo bien
Lo primero es asegurarnos que estamos utilizando el factor de protección adecuado. Como ya comentamos en nuestra guía para elegir el protector solar, si tenemos la piel clara deberíamos aplicarnos siempre un FPS mayor a 50, y si es más oscura como mínimo de 30. Los menores de un año no deberían exponerse nunca directamente al sol, aunque a partir de los 6 meses de edad ya se les puede poner protector solar, siendo de elección las cremas que cuentan con filtro solar de factor físico.
Los protectores que usemos tienen que ser de amplio espectro, es decir, que indiquen que protegen contra la radiación ultravioleta B (UBV) y también contra la radiación ultravioleta A (UVA). Si tienen un FPS bajo o solo nos protegen de los rayos UVA, quizá nos ayuden a evitar las quemaduras, pero no se ha demostrado que reduzcan el riesgo de sufrir cáncer de piel o envejecimiento prematuro de la piel.
También es importante revisar la fecha de caducidad y si la crema es del año pasado, además, asegurarnos del tiempo que dura en perfectas condiciones una vez el envase está abierto. Esto suele indicarse con el símbolo de un tapón abierto y el número de meses escrito encima, por ejemplo 12.
Por otra parte, según un estudio avalado por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) solo un 2,5% de los españoles se aplica la protección solar de forma correcta, es decir, media hora antes de tomar el sol y repitiendo su aplicación cada dos horas o siempre que salimos del agua. Hacerlo así es la única forma de que pueda protegernos realmente.
Cuidado con los horarios y los olvidos
Ya estamos utilizando el protector adecuado y de la forma adecuada, ahora tenemos que asegurarnos también de no exponernos al sol en los horarios de más riesgo, que van aproximadamente desde las doce del mediodía a las cuatro de la tarde.
El resto de horas, igualmente, deberemos utilizar la crema solar, incluso en los días nublados ya que a través de las nubes puede pasar entre un 50% y un 90% de la radiación ultravioleta, según su densidad. Lo mismo cuando estamos debajo de una sombrilla, que aunque nos brinda protección, nunca lo hace al 100%.
Al aplicarnos la crema hay algunas partes del cuerpo que suelen caer en el olvido y que debemos tener presentes, como el empeine, la zona de atrás de las rodillas (el hueco poplíteo), la nuca, las orejas, las axilas, las ingles o los párpados. La cara también necesita un factor de protección alto, aunque hay opciones cosméticas menos grasas e ideadas para cuidar los diferentes tipos de piel del rostro.
No solo en la playa, no solo crema
Los dermatólogos aconsejan aplicar una crema con protección solar durante todo el año, no solo en verano o cuando estamos en la playa o la piscina, ya que igualmente ponemos en riesgo nuestra piel en la calle paseando, o haciendo otras actividades al aire libre. Por no hablar de la montaña, donde a más altura más riego, así que este es un lugar en el que utilizar un protector con FPS alto es vital.
Además de la crema, también nos ayudará a protegernos del sol utilizar ropa de color claro, que refleja gran parte de la luz que recibe, ponernos un sombrero o gorra con visera y resguardar nuestros ojos tras unas gafas de sol, homologadas y con protección contra los rayos UV.
Por último, pero no menos importante, hidratarnos por dentro es esencial, bebiendo agua suficiente e ingiriendo frutas y verduras, especialmente las que tienen un alto contenido en licopenos y betacarotenos, como los tomates y las zanahorias, que contribuyen a preparar nuestra piel ante el sol. En este sentido, los smoothies son una alternativa perfecta para refrescarnos y llenarnos de vitaminas.
Fotos | iStock / sborisov / macniak
Herbocosmética