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¿Cómo es posible que los mayores tengan estrés con tanto tiempo libre?

El estrés en las personas mayores. Descubre qué puede provocar estrés en ellos aun teniendo tiempo libre.

A menudo solemos escuchar eso de «qué ganas tengo de jubilarme para tener todo el tiempo para mí». Incluso quizás lo hayas pensado alguna vez. Y es cierto que, cuando somos mayores y dejamos de trabajar, disponemos de todo el tiempo del mundo para dedicarlo a aquello que nos gusta.

Por otro lado, generalmente asociamos el estrés al trabajo, ya que las situaciones de ansiedad se suelen producir en ese entorno: fechas de entrega que se agolpan, reuniones que se solapan, llamadas que no acaban… La mayoría de estas situaciones suceden en el ámbito laboral. Por eso nos es difícil imaginarnos cómo el estrés puede afectar también a los adultos mayores. Sin embargo, ellos también lo sufren: estas son las situaciones de estrés más comunes en las personas mayores.

Qué se considera estrés

Y es que el estrés puede no provenir solamente del entorno laboral. El estrés puede tener dos causas y vertientes: físicas y emocionales, y ambas pueden darse a cualquier edad, siendo los adultos mayores especialmente vulnerables ante ellas. Una situación de enfermedad, el hecho de preocuparse por las finanzas, preocupaciones familiares o simplemente causas físicas a las que se ve sometido nuestro cuerpo (como la regulación de las hormonas) pueden provocar situaciones de estrés e incluso acelerar el envejecimiento.

El estrés es una respuesta física de nuestro organismo ante un estímulo específico. Este estímulo puede ser un agente externo (como la preocupación financiera) o interno (como una enfermedad) que desencadena una respuesta de nuestro cuerpo: nos sentimos «en peligro», el organismo no sabe gestionarlo correctamente y aparece esa respuesta inesperada y difícil de controlar.

¿Por qué los adultos mayores son más vulnerables en estas situaciones de estrés? Esto se debe a que una de las cosas que ocurren en nuestro organismo cuando envejecemos es que perdemos la capacidad de enfrentarnos correctamente a situaciones inesperadas. Cuando un adulto mayor debe enfrentarse a situaciones de estrés físico o psicológico, su organismo no responde tan bien como cuando era más joven. No solo eso, sino que además el organismo de un adulto mayor tarda más tiempo en volver a la normalidad una vez que ese estímulo estresante ha desaparecido.

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Qué puede provocar estrés en personas mayores

Situaciones desfavorables que pueden suceder en el día a día

Durante la última etapa de la vida son mucho más frecuentes las pérdidas a las que deben enfrentarse los adultos mayores. También las enfermedades, más comunes en esta etapa, pueden ser motivo de situaciones de ansiedad. El hecho de aislarse, de no saber gestionar la soledad o de dejar de ser autónomos y no poder valerse por sí mismos son otras de las situaciones que pueden desatar episodios de estrés ante los que el cuerpo puede responder con diversos síntomas, desde los problemas gastrointestinales hasta las úlceras, pasando por taquicardias o sensación de agotamiento.

Situaciones favorables y ocasiones especiales

Generalmente tendemos a relacionar los episodios de estrés con situaciones negativas, pero también los buenos momentos, cargados de emoción o de tensión, pueden ser fuente de episodios de estrés. La boda de un hijo, el nacimiento de un nieto, una gran reunión familiar… Son todas situaciones favorables que no conllevan ningún tipo de riesgo, pero que pueden causar una gran conmoción en las personas mayores.

Estas situaciones, tanto las positivas como las negativas, van a influir en los adultos mayores de forma distinta, dependiendo del grado de emoción y de cómo afecten a cada una de las personas.

Cómo pueden gestionar el estrés los adultos mayores

Controlar el estrés es posible durante todas las etapas de la vida. Quizás lo más importante sea aprender a llevar una actitud positiva en todo momento: las personas positivas gestionan mejor el estrés y tienen una voluntad más fuerte para vivir que las personas pesimistas.

También mantener el contacto con amigos y familiares, y no aislarse del medio, es importante en los adultos mayores. En un momento dado, la familia y los amigos pueden actuar como un firme apoyo en las situaciones de estrés y pueden ayudar a sobrellevarlas mejor.

Por último, el ejercicio físico es una de las mejores maneras de mantenernos positivos y de ser capaces de manejar las situaciones de estrés que se nos pongan delante. La actividad física diaria, como paseos o caminatas y movimiento en general, acompañada de ejercicio físico, ya sea en el gimnasio o, por ejemplo, en la piscina, genera endorfinas que nos ayudan a mantener una actitud positiva, retrasan el envejecimiento y nos ayudan a mantenernos fuertes e independientes.