El simple hecho de lavarse bien las manos puede evitar más del 80% de las infecciones que se pueden transmitir a través de ellas. Esta maniobra es muy importante para todo el mundo, aunque más si cabe para los profesionales sanitarios, que tratan con personas portadoras de enfermedades infecciosas y para los trabajadores manipuladores de alimentos, que preparan y sirven comida en bares, restaurantes, hoteles, comedores escolares, etc.
¿Cuándo lavarse las manos?
Hay que lavarse las manos antes de comer y antes de dar de comer a los niños, sobre todo, y las madres a la hora de amamantar, al menos cuando estén en casa. También antes de preparar la comida, sobre todo cuando se cocina carne cruda, pollo o pescado. No hay que olvidarse del exhaustivo lavado de manos tras usar el baño, o si se ayuda a limpiar a un niño, o tras cambiar los pañales a un bebé. Además, es muy importante esta medida tras sonarse, o cuando se tose o estornuda sobre las manos. Por último, las personas que tienen mascotas en casa deben lavarse las manos después de limpiar sus orines y deposiciones o, también, si tras tocarlas vamos a manipular alimentos.
¿Cómo hacer un adecuado lavado de manos?
Lavarse las manos solamente con agua no es suficiente, ya que no es capaz de eliminar gérmenes si no se usa el agua templada con jabón. Pero hay que darle su tiempo, debemos frotar las manos durante unos veinte segundos, sin olvidar los extremos bajo las uñas y los espacios interdigitales. Una vez bien enjabonadas las manos hay que aclarar con agua abundante durante al menos diez segundos, para posteriormente secarse, a ser posible con una toalla limpia y seca.
Además, se aconseja mantener las uñas cortas y limpias. Y si queremos rizar el rizo, no usar anillos, relojes o pulseras ya que pueden constituir un reservorio para los gérmenes; usar jabón con dosificador y, por último, secarse con toallas de papel.
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