Si a los niños les cuesta acostumbrarse a la vuelta al cole y a los adultos regresar a la oficina, igualmente a las personas mayores se les hace cuesta arriba retomar su rutina tras las vacaciones de verano. La visita de los hijos, viajes de turismo, salidas de las residencias en las que viven el resto del año, pasar mucho tiempo con los nietos… Cualquier cambio en su día a día puede hacer más difícil volver después a sus actividades cotidianas.
Qué es el síndrome postvacacional
Muchas veces, la vuelta de vacaciones suele llevar al llamado síndrome postvacacional, un estado que puede alargarse hasta 15 días y que puede afectar también a las personas mayores. Suele aparecer cuando no se afronta la vuelta a la rutina o se hace dura la readaptación a las obligaciones o al estilo de vida, sobre todo si es poco interesante o es más bien negativo.
El caso es que la actividad cerebral necesita también una readaptación a nuestros hábitos cotidianos. Y los mayores también pueden experimentar cambios mentales, emocionales y cognitivos que les lleven al síndrome postvacional o a resultarles difícil volver a una vida «más tranquila» de nuevo.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) señala que el síndrome postvacacional puede afectar a los abuelos que se han involucrado mucho en el cuidado de sus nietos durante el verano. Las vacaciones estivales son un largo periodo para los niños, pero no son tan extensas para sus padres, por eso muchos dejan a los pequeños al cuidado de los abuelos. Se estima que la mitad de los abuelos dedica más de seis horas diarias a cuidar a sus nietos.
Y resulta que cuanto más tiempo se pasa con una persona, más fuerte se hace su vínculo y más potente su relación afectiva. Además, en el caso de las personas mayores, esos lazos les hacen activarse física y emocionalmente, de forma que resulta beneficioso para ellos. En concreto, retrasa el declive cognitivo propio del paso de los años. Por ello, cuando se separan o pasan menos tiempo junto a sus familiares -hijos y nietos- con los que han compartido las vacaciones, se les hace duro.
Cómo deben afrontar los mayores la vuelta de vacaciones
Para evitar el bajo estado anímico que puede surgir tras las vacaciones, los especialistas recomiendan:
- Mantener una actitud positiva.
- Intentar recuperar los horarios normales antes de incorporarse a la rutina.
- Adelantar la vuelta de vacaciones un par de días para hacer más fácil la readaptación a los hábitos.
- Tomar vacaciones fraccionadas en lugar de un mes entero.
- Practicar deporte para liberar endorfinas y evitar el estado de tristeza.
- Recuperar el ritmo paulatinamente y tomarse las cosas con calma.
- Dejar de pensar en las vacaciones que se han tenido y mirar hacia delante.
- Dedicar un pequeño periodo de tiempo al día al ocio personal.
- Pensar en la próxima escapada, no en el siguiente verano, que está muy lejos.
- Incorporar algún hábito adquirido durante las vacaciones a la vida cotidiana, como desayunar leyendo el periódico.
El día a día de los mayores debe ser atractivo
Según el Diccionario de la Real Academia Española, rutina es la costumbre o el hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica de manera más o menos automática. En el caso de los mayores, seguir unas rutinas en su vida diaria les da confianza y les hace sentirse comprometidos y motivados. Pero para ello, sus actividades cotidianas deben resultar atractivas, por lo que lo mejor es que las elijan ellos mismos.
Según una encuesta realizada por el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Barcelona, las actividades de ocio ocupan la mayor parte del tiempo de las personas mayores, lo que sugiere que es posible que su vida sea de acuerdo a sus preferencias. Sin embargo, la mayoría de ese ocio es ver la televisión y no está dedicado a actividades deportivas, educativas, charlar, pasear con amigos o jugar, por ejemplo.
En general, su día ideal era muy similar al que pasaron el día anterior cuando se les preguntó a los participantes en el estudio. No obstante, los investigadores detectaron también que los mayores desearían pasar mucho menos tiempo solos y más tiempo en familia, además de invertir más tiempo en actividades fuera del hogar.
Por ello, hay que procurar que su día a día, vivan donde vivan -en su casa, con sus hijos, en una residencia– sea como ellos quieren. Así, la rutina ideal para las personas mayores debe:
- Respetar su forma de relacionarse con personas, objetos y lugares.
- Contener actividades que puedan realizar, les resulten seguras y estén acordes con su condición física o de salud, además de que les diviertan.
- Incluir cosas vinculadas con el trabajo que desempeñaron cuando estaban activos laboralmente.
- Contar con labores que no les generen estrés ni les aburran y que sean variadas y constantes.
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