La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que provoca la aparición de unas lesiones de diferente tamaño. Estas lesiones aparecen sobre todo en codos, rodillas y cuero cabelludo, enrojecidas y recubiertas de escamas blanquecinas que pueden desaparecer y volver a aparecer en los mismos sitios del cuerpo o en otros . Suele debutar entre los 15 y los 35 años, pudiendo afectar hasta a un 2% de la población. En España hay diagnosticadas de psoriasis más de un millón de personas. Es una enfermedad que no es contagiosa y, aunque no es hereditaria, sí que existe una predisposición genética a padecerla.
Entre el 10 y el 30% de las personas que tienen psoriasis pueden presentar, además, artritis, que suele manifestarse entre los 30 y los 50 años y afecta, fundamentalmente, a las articulaciones de los dedos de manos y pies, la columna lumbar y sacra, las muñecas y las rodillas que, si no se trata, en algunos casos, puede provocar daños irreversibles en las articulaciones.
Los tratamientos para la psoriasis pueden hacer desaparecer las lesiones u ocasionar una gran mejoría, pero no existe un tratamiento que logre una curación definitiva. Es el dermatólogo quien puede aconsejar el mejor medicamento para aplicar sobre la piel, como la exposición a tratamientos con luz ultravioleta y, en los casos más graves, medicamentos orales, subcutáneos, intramusculares o intravenosos más potentes, pero no exentos de efectos secundarios.
Impacto emocional y social de la enfermedad
Pero esta enfermedad no sólo provoca un impacto físico en la piel y en las articulaciones de los pacientes que la padecen sino que también provoca un impacto emocional, social y económico muy importante, refrendado con un estudio llevado a cabo por Acción Psoriasis, asociación sin ánimo de lucro, integrada por afectados de psoriasis, artritis psoriásica y familiares.
Este estudio, realizado mediante una encuesta a cerca de mil quinientos afectados de esta enfermedad, pone de manifiesto que en tres de cada cuatro pacientes, síntomas como el dolor, el picor, las grietas y la descamación afectan a su vida diaria. Además, más de una tercera parte admite que a causa de esta enfermedad presenta falta de autoestima y tristeza. Por otra parte, más del 60% de las personas encuestadas afirma que la psoriasis ha interferido de alguna manera en su vida cotidiana, sobre todo en las actividades sociales. Por último, el hecho que las lesiones de la piel puedan ser visibles por los demás puede generar rechazo en otras personas, y esto provoca problemas en las relaciones íntimas o en su carrera profesional, en más de la mitad de los pacientes.
Por tanto, con este estudio se demuestra, pues, que tan importante como es el tratamiento de las lesiones de la piel y de las articulaciones, lo es el apoyo psicológico para tratar los cambios en la vida cotidiana que provoca esta enfermedad, con el fin de intentar que tenga las mínimas consecuencias en el día a día del paciente.
Sara Ruiz Ortiz