Cae la tarde y se acerca el final del día; es el momento de descansar e irnos preparando para dormir, pero para algunas personas con Alzheimer se inicia un estado anímico totalmente contrario, caracterizado por la confusión, el desorden conductual y la agitación. Se trata del síndrome vespertino, también conocido como síndrome crepuscular o sundowning. Te contamos en qué consiste este fenómeno, cómo reconocerlo y qué medidas tomar.
¿Qué es el síndrome vespertino?
Este trastorno se define como un periodo de agitación e irritación extremas que comienza durante la tarde, produciéndose tanto en el inicio como en sus últimas horas, y continúa después en la noche. Según la Asociación de Alzheimer de Chicago, varios estudios indican que el síndrome vespertino afecta hasta un 20% de los pacientes de Alzheimer, por lo general surge en la etapa intermedia de esta enfermedad, y todo apunta a que su principal causa es una disfunción del ritmo circadiano, esa especie de reloj interno que controla los ciclos de sueño y vigilia.
Los ritmos circadianos están regulados por el núcleo supraquiasmático y la melatonina. La enfermedad de Alzheimer daña esta zona del cerebro y también disminuye la producción de la hormona relacionada con el sueño, alterando el reloj biológico y causando la confusión entre el momento de dormir y de despertar.
El síndrome crepuscular también se debe a otros factores como los cambios ambientales, el cansancio mental y físico, la iluminación o algunas enfermedades que generen en el anciano malestar y dolor.
¿Cuáles son sus síntomas?
Como hemos comentado, la confusión y la agitación son los síntomas representativos de este trastorno y pueden mostrarse de diversas formas. Estas son algunas de las más frecuentes:
- Tirar objetos de manera compulsiva.
- Agarrar o intentar romper su ropa.
- Conductas deambulatorias.
- Desorientación.
- Intentar hacerse daño.
- Gritos o musitaciones (dirigidos a otros o en forma de monólogo).
- Una alta actividad nocturna y sueño durante el día.
Al atardecer algunas personas con Alzheimer creen que ha llegado el momento de regresar a su casa, después del trabajo o de clase, lo que puede dar lugar al inicio de las manifestaciones mencionadas.
Cómo tratar el síndrome vespertino
Las medidas para afrontar el sundowning abordan varios aspectos, desde los ambientales, hasta los nutricionales, pasando por los médicos y farmacológicos. Los expertos en demencia las tienen en cuenta tanto en los cuidados en centros como a domicilio, y su aplicación puede suponer una reducción de los problemas de comportamiento, así como una manera de sobrellevarlos mejor para el resto de familiares.
Consejos para el día a día:
- Exponer al paciente a luz natural (o artificial si no es posible) en las primeras horas de la mañana para regular el reloj biológico, así como iluminar suficientemente su estancia durante la noche, si es necesario, para darle tranquilidad.
- Reducir el ruido ambiental y probar si le calma la música relajante.
- Transmitirle tranquilidad, hablarle de forma calmada y cariñosa.
- Evitar que la persona con Alzheimer duerma durante el día, manteniéndola ocupada con actividades sencillas. Realizar ejercicio también le ayudará a descansar mejor por la noche.
- Eliminar por completo la cafeína y seguir una alimentación saludable, reduciendo el consumo de dulces. Evitar las cenas copiosas, es mejor tomar un bocado ligero a media tarde.
- Establecer horarios fijos para comer, tomar las medicinas, realizar actividades, etc. Crear rutinas.
- Durante la noche, no someter al paciente a sujeciones físicas, que causan una mayor agitación, evitar el uso no justificado de psicofármacos, que pueden tener efectos secundarios no deseados o generar interacciones con otros tratamientos, y acompañarlo en sus paseos nocturnos para garantizar su seguridad.
- Si el anciano se encuentra en una residencia, llevarle objetos que le resulten familiares y reconfortantes. En la medida de lo posible intentar evitar los cambios frecuentes de entorno y ambiente.
- Los paseos al aire libre junto a cuidadores o familiares tienen efectos positivos en los enfermos de Alzheimer, que se traducen en un mejor descanso.
Además de poner en práctica estas recomendaciones, la ayuda de un especialista determinará los tratamientos médicos y farmacológicos necesarios, así como las pautas nutricionales a seguir.
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