La menopausia es un proceso fisiológico completamente normal que determina, fundamentalmente, el fin de la fertilidad de la mujer. Suele ocurrir mayoritariamente entre los 45 y 55 años, aunque ocasionalmente puede producirse un poco después de esa edad o un poco antes. En cualquier caso, en este margen van produciéndose oscilaciones hormonales progresivas que culminan en el cese de la ovulación y en la retirada definitiva de la menstruación.
En la menopausia, la caída del nivel de estrógenos (hormonas femeninas por excelencia) repercute de diversa manera en varios parámetros de salud. Aunque normalmente se suele prestar más atención a la salud ósea y cardiovascular por los riesgos que representan para la mujer (caídas, fracturas, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, etc.), lo cierto es que la piel también sufre cambios importantes en esta etapa de la vida sobre los que se puede actuar para verse mejor.
¿Qué ocurre con la piel en la menopausia?
La falta de estrógenos repercute directamente en una disminución en la producción de colágeno. El colágeno es una proteína que forma parte de la matriz celular fundamental para dar firmeza y consistencia a los tejidos. El colágeno es el principal responsable de la jugosidad y el tono de la epidermis. De este modo, la pérdida de este elemento repercute en una piel de apariencia más seca, frágil y fina. Esta circunstancia hace que además se pierda firmeza y el óvalo facial se desdibuje, apareciendo arrugas no solo en la cara, sino también en el cuerpo. La pérdida de elastina multiplica este efecto de descolgamiento de los tejidos.
Por el contrario, la piel de las palmas de las manos y la de la planta de los pies experimentan un fenómeno llamado hiperquetatosis, caracterizado por el engrosamiento de la piel de estas zonas, sobre todo en la zona de los talones, que es donde hay mayor presión por el propio peso corporal (este factor se agrava en el caso de mujeres con obesidad o sobrepeso).
Finalmente, en la menopausia suelen aparecer manchas o zonas hiperpigmentadas en la epidermis. En realidad, las manchas ligadas al envejecimiento no suelen ser más que una manifestación del daño producido por la radiación ultravioleta acumulada a lo largo de los años, especialmente si no se han observado cuidadosamente las medidas fotoprotectoras básicas o no se usan cosméticos con filtro solar.
Cuidados de la piel en la menopausia
Una de las medidas más eficaces para minimizar el fotoenvejecimiento es protegerse del sol adecuadamente usando cremas fotoprotectoras específicas o productos de cuidado cosmético que lo lleven incorporado. El índice de protección solar debe ser elevado (al menos, 30) y aplicarse de manera diaria, no solo en verano. Esta medida debe complementarse con fotoprotección de barrera (ropa, sombreros, gafas de sol…) y además hay que buscar la sombra como norma.
Por otro lado, y según el criterio del dermatólogo, será conveniente aplicar cremas despigmentantes que aclaren o eliminen las manchas solares. En los casos más antiestéticos se puede recurrir a diversos tipos de láser, una alternativa que logra resultados excelentes a la hora de renovar y rejuvenecer la piel. Asimismo, este especialista debe recomendar cremas específicas para el cuidado de la piel que combinen alfahidroxiácidos, retinoides y antioxidantes como la vitamina C que aceleren la renovación celular (un proceso que se ralentiza con la caída de estrógenos) y aporten a la piel jugosidad y luminosidad.
Además, el ácido hialurónico no debe faltar en las cremas de cuidado diario para evitar que la piel se reseque. En la menopausia, la piel pierde humedad con mayor facilidad y eso favorece la aparición de arrugas, además de irritaciones y eccemas. El ácido hialurónico es capaz de atraer y retener el agua, de manera que la piel está más hidratada y con un aspecto más saludable. Por este motivo, en las cremas y lociones corporales hay que decantarse por fórmulas emolientes que retengan la humedad y cuiden la barrera hidrolipídica de la piel para mantener su elasticidad y firmeza.
Los productos de limpieza y desmaquillado deben ser suaves y preferiblemente sin jabón para no resecar la piel, ya que en esta etapa de la vida tiende a la deshidratación. No obstante, es conveniente una exfoliación suave aplicada de manera regular para afinar y suavizar la piel.
Por su parte, el ginecólogo puede estimar conveniente la implantación de un Tratamiento Hormonal Sustitutivo (THS), una opción que también repercutirá en una clara mejoría del aspecto de la piel al suplir la carencia estrogénica propia del climaterio.
Dejar de fumar, restringir al máximo el consumo de alcohol, hacer actividad física moderada pero de manera constante, llevar una dieta rica en antioxidantes procedentes sobre todo de frutas y verduras e incluir en la alimentación proteínas magras de calidad (huevos, pescados, carne blanca, pollo, marisco…) constituyen el complemento perfecto para cuidar la salud en general y la piel en particular durante la menopausia.
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