En España, cada año se diagnostica a 26.500 mujeres con cáncer de mama, que es la primera causa de muerte por tumores malignos entre la población femenina. No obstante, la supervivencia de quienes reciben la mala noticia de padecer este tipo de cáncer ha crecido, hasta un 82,8 por ciento a los cinco años del diagnóstico; gracias a la mejora de los tratamientos y al diagnóstico precoz.
Tres de cada diez casos de cáncer de pecho se detectan en estadios iniciales, lo que hace que el tumor sea más fácil de tratar y cuente con mayor abanico de opciones para su erradicación. Por ello, se recomiendan evaluaciones periódicas hacia los 40 años e, incluso, antes en el caso de mujeres con antecedentes familiares y otros factores de riesgo, como tener mamas densas. Para estos últimos casos, se aconseja complementar las revisiones con una ecografía de mama.
¿Qué es una ecografía de mama?
Se trata de un tipo de prueba de toma de imágenes mediante ondas sonoras o ultrasonidos que se suele realizar para obtener información adicional a otras pruebas, como la mamografía -imágenes tomadas con rayos X- o una resonancia magnética del pecho -que emplea imanes y ondas de radio para obtener las imágenes-.
Es un examen médico no invasivo -sin inyecciones ni agujas, es decir, sin generar dolor- y exento de riesgos para la salud de la mujer, puesto que no hay exposición a radiación. Permite obtener imágenes en tiempo real para comprobar la estructura y el movimiento de los órganos y el flujo sanguíneo que circula por los vasos.
Salvo no aplicar cremas, lociones ni ningún tipo de productos en el pecho el día de la prueba, no es necesario ningún tipo de preparación especial. Una vez que la mujer está tumbada boca arriba, el radiólogo aplica un gel frío en la mama, sobre el que se pasará un dispositivo manual para examinar el interior del pecho.
Al ser una evaluación complementaria a la mamografía, suele emplearse para tener más datos o información más detallada cuando se ha detectado un tumor en un examen de las mamas, los resultados de la mamografía son anormales o existe secreción del pezón transparente o con sangre.
Casos en los que se usa la ecografía de mama
Los especialistas suelen solicitar a una mujer que se realice una ecografía de las mamas en los siguientes casos:
- Determinar las características de las lesiones de las mamas y su área.
- Establecer si una anormalidad detectada en la mamografía es benigna o cancerosa.
- Diferenciar entre las masas o los tumores no cancerosos con quistes -sacos con líquido- o fibroadenomas -tumores benignos sólidos-.
- Guiar una aguja durante una autopsia de mama.
- Detectar tumores pequeños que todavía no se han propagado hacia los ganglios linfáticos, aunque no permite ver todos los tipos de cáncer.
- En el caso de las mujeres con mamas densas, cuyas lesiones mamarias son más difíciles de detectar con la mamografía.
Una prueba complementaria para mujeres con mamas densas
La Sociedad Americana de Enfermedades Mamarias (ASBD, por sus siglas en inglés) recomendó en sus pautas emitidas en 2013 que se incluya una ecografía total de las mamas, además de la mamografía, en los protocolos de detección del cáncer en mujeres con mamas densas.
Las mamas densas son aquellas que presentan menor cantidad de tejido graso y más volumen de tejido no adiposo, lo que las hace más difíciles de evaluar con una mamografía convencional. Como las mujeres con pecho denso tienen seis veces más posibilidades de desarrollar cáncer y éste es más difícil de detectar en este tipo de mamas, se recomienda incluir la ecografía de mamas en los exámenes rutinarios de este colectivo.
En general, a las mujeres con mamas densas, los médicos y los especialistas les aconsejan realizarse una autoexploración mensual del pecho, acudir a una revisión médica anual de las mamas y someterse a una mamografía digital por año a partir de los 40 años.
Limitaciones de la ecografía de mama
Entre los pocos «peros» que se pueden poner a las ecografías mamarias, la Sociedad Española de Radiología Médica señala que la interpretación de sus resultados puede llevar a la realización de otros procesos, como una ecografía de seguimiento o una biopsia; además de que muchas lesiones que se consideran dudosas resulta que son benignas.
Otras limitaciones son que no permite visualizar todos los cánceres y puede ser necesaria una biopsia para determinar si una lesión es cancerígena o no, y que no puede detectar todas las microcalcificaciones que se observan en la mamografía, además de que no reemplaza la necesidad de someterse a una resonancia magnética del pecho cuando lo indique el médico.
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