La periodontitis, también conocida como enfermedad periodontal, es una de las enfermedades más prevalentes en todo el mundo. Sin embargo, y a pesar de las graves implicaciones que puede tener, no se le presta la atención que merece.
Esta patología comienza con la inflamación de las encías (gingivitis) a causa de la acción de bacterias presentes en la placa dental. Los síntomas más llamativos son hinchazón de las encías, enrojecimiento excesivo y sangrado. Por regla general, se trata de un trastorno que tiene fácil tratamiento y no evoluciona ni se complica si se trata precozmente y se siguen las indicaciones del odontólogo.
No obstante, la enfermedad de las encías está relacionada con otras aparentemente alejadas de la salud bucal, como las cardiovasculares o la diabetes. Asimismo, se agrava por ciertos factores genéticos y por condiciones tan fisiológicas como, por ejemplo, el embarazo.
Salud dental y embarazo
A partir del segundo mes de gestación, suben los niveles de progestágenos y estrógenos, una circunstancia que modifica el entorno bacteriano de las encías haciéndolas más vulnerables a la gingivitis y a la piorrea; nombre con el que también se conoce la periodontitis.
De hecho, dos de cada tres embarazadas desarrollan la llamada gingivitis estacional y la mitad de las gestantes con antecedentes de gingivitis tienen más riesgo de sufrir un empeoramiento de este trastorno durante la gestación.
Desde hace años, se sabe que la periodontitis se asocia con complicaciones en el embarazo como el parto prematuro, la preeclampsia (hipertensión materna) o el bajo peso al nacer y, por este motivo, los ginecólogos suelen advertir a sus pacientes de la importancia de cuidar su salud bucodental y de acudir al odontólogo si observan síntomas como inflamación o sangrado de las encías, caries o que alguna pieza se mueve.
Periodontitis y fertilidad
A pesar de que la infertilidad y la enfermedad periodontal comparten algunos parámetros y factores de riesgo (inflamación, tabaquismo, edad, obesidad…) lo cierto es que la relación directa entre una y otra condición no estaba estudiada hasta hace poco, de manera que es un hecho prácticamente desconocido para la mayoría de la población.
Sin embargo, varias investigaciones publicadas en los últimos años ha encontrado que Porphyromonas gingivalis y Aggregatibacter actinomycetemcomitans, dos bacterias causantes de la periodontitis también dificultan la concepción en mujeres que buscan quedarse embarazadas.
Según parece, estos microorganismos se acumulan en mayor cantidad en la saliva de las mujeres con infertilidad independientemente de su historia clínica, de si fumaban o no (el tabaquismo es un factor de riesgo muy importante de piorrea), sus antecedentes reproductivos y de otros factores socioeconómicos que pueden interferir en su salud bucodental.
Según parece, especialmente Porphyromonas gingivalis es capaz de inducir procesos inflamatorios que afectarían al endometrio, al útero y las trompas de Falopio y que a su vez mermarían notablemente las probabilidades de conseguir un embarazo.
De esta forma, y aunque las investigaciones al respecto siguen en marcha, los especialistas no dudan en tener en cuenta estos resultados en su práctica clínica habitual.
Las evidencias científicas más recientes sugieren que las mujeres en edad fértil que estén buscando activamente un embarazo deben cuidar especialmente su salud bucodental y acudir a la consulta de su odontólogo para revisar el estado de sus encías y evitar infecciones que pueden perjudicar sus probabilidades de conseguirlo.
Cómo prevenir la enfermedad de las encías
La mejor manera de evitar que las bacterias dañinas para los dientes y encías se acumulen es llevar una higiene dental rigurosa y completa que incluya los siguientes aspectos:
- Cepillarse los dientes con un cepillo de cerdas suaves y un dentífrico fluorado después de cada comida y prestar especial atención al cepillado de la noche, ya que durante el sueño se segrega menor cantidad de saliva y la sequedad de la cavidad oral contribuye a la proliferación de la placa bacteriana.
- Pasar seda dental entre los dientes para retirar los restos de comida que hayan podido quedar después del cepillado.
- Completar la limpieza cepillando la lengua y usando un enjuague bucal para asegurarse de llegar a todos los rincones de la boca y tener un aliento fresco.
- Acudir a revisiones periódicas con el dentista para que haga limpiezas más profundas y detecte posibles problemas de forma precoz.
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