Son muy pocos los estudios científicos con un nivel de evidencia alto que respaldan los efectos beneficiosos de los alimentos saludables, como frutas y verduras, mientras que los que se posicionan en contra de los alimentos considerados menos saludables, como las grasas saturadas, tienen el mismo problema: no terminan de ser confirmados por estudios con alto nivel de evidencia.
No hay que olvidar que una dieta y un estilo de vida saludables son las mejores armas para luchar contra las enfermedades cardiovasculares. El problema radica en saber a ciencia cierta cuáles son los componentes de una dieta saludable. Así por ejemplo, hay algunos alimentos que siempre se han considerado beneficiosos para el corazón, como son las frutas, verduras y los cereales integrales, pero a nadie se le puede pasar por alto que otros alimentos que actualmente se consideran saludables, como el aceite de oliva, el pescado y los frutos secos, han estado, en algún momento, incluidos en la lista de productos no recomendables.
Frutas y verduras
Un estudio reciente de la Health Survey for England pudo ratificar cómo las frutas y verduras, que se han considerado siempre como alimentos saludables, reducen el riesgo de cáncer y cardiopatía en más de un 25%, por lo que sigue recomendándose un consumo diario de siete raciones.
Fibra
Las investigaciones relativas a qué tipo de fibra, soluble o insoluble, o sobre el origen de la fibra más recomendable para la salud son demasiado escasas para establecer recomendaciones específicas sobre ésta. De todas formas, todos los estudios existentes llegan a la conclusión de que las dietas ricas en fibra se asocian de manera significativa a un menor riesgo de ictus, enfermedad cardiovascular o enfermedad coronaria. El lema a seguir sería “cuanto mayor es el consumo de fibra mayor es la protección contra estas enfermedades”.
Té verde, café y alcohol
En cuanto al té verde se le atribuyen propiedades beneficiosas contra el cáncer, la demencia, la obesidad, la enfermedad cardiovascular y la hipertensión arterial. Estos beneficios no se pueden extraer definitivamente de los estudios clínicos, aunque sí se aprecia alguna relevancia clínica.
Por su parte, un consumo moderado de café (2 a 4 tazas al día) no ha mostrado ningún efecto adverso a largo plazo y algunos autores hablan de su acción protectora. Sin embargo, es bien conocido que el consumo excesivo de café provoca hipertensión y elevación de los niveles de lípidos.
Por último, en cuanto al alcohol, decir que la cerveza y el vino tinto, tomado en cantidades moderadas (p.ej. dos vasos del vino al día) se asocian también con una reducción de la enfermedad coronaria. Cuando el consumo de estas bebidas es intenso el efecto se convierte en el contrario, es decir el doble de riesgo de padecer la enfermedad.
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