Ahora bien, como es una circunstancia que puede llegar a ser molesta, vale la pena tomar las medidas oportunas para tratar de retrasar, en la medida de lo posible, dicho desgaste.
¿Quién puede verse afectado/a por el desgaste de las articulaciones?
La degeneración natural que sufren las articulaciones con la edad es una entidad muy frecuente que afecta, en mayor o menor medida, a todas las personas mayores, causando más o menos síntomas, según el caso, que consiste en dolor y rigidez en la movilización de las articulaciones.
Pero es sobre la cuarta década de la vida, cuando ya muchas personas presentan signos de desgaste en las radiografías, sobre todo en las articulaciones que soportan el peso del cuerpo como es la cadera o las rodillas, pero relativamente pocas presentan síntomas.
Y aunque es un desgaste natural, lo que está muy claro es que se puede retrasar el momento de presentación de los primeros síntomas si no utilizamos las articulaciones en exceso o si evitamos lesionarlas continuamente, sobre todo con ciertas actividades deportivas.
¿Siempre es natural el desgaste de nuestras articulaciones?
Todo desgaste de las articulaciones no es natural sino que también existen enfermedades que pueden provocarlo o acelerarlo, como es el caso de la enfermedad de Paget o tras sufrir infecciones articulares. Además las personas que fuerzan sus articulaciones de forma reiterada, en ciertos trabajos o deportes, pueden sufrir los primeros síntomas del desgaste de la articulación mucho antes. Así, por ejemplo, un futbolista profesional puede manifestar síntomas evidentes de desgaste de su articulación del tobillo con sólo 30 años. Otro factor que está muy implicado en el desarrollo de este desgaste es el peso corporal, de esta manera el primer consejo médico para evitar el progreso de la enfermedad es evitar el sobrepeso.
¿Cómo reconocer los primeros síntomas?
Los síntomas se van desarrollando de forma gradual, siendo el dolor el primer síntoma que puede afectar a articulaciones tales como la cadera, columna o rodillas. Este dolor suele aumentar con la práctica de ejercicio. Además, es típico levantarse con bastante dificultad para mover la articulación afecta, que suele mejorar tras haber iniciado el movimiento.
¿Qué debemos hacer cuando aparecen los primeros síntomas de desgaste?
Debido a ese lento y progresivo desarrollo del desgaste podemos intentar, de alguna manera, frenarlo realizando ejercicios de estiramiento, de fortalecimiento y posturales; de forma que aumentando de forma natural y sin sobrecargar la articulación y reforzando la musculatura que la rodea puede hacer que los efectos del “envejecimiento” de la articulación se demore en su aparición.
Es recomendable consultar con un fisioterapeuta que nos puede aconsejar cuáles son los ejercicios más recomendables dependiendo de cuál es la articulación que nos está dando los problemas. De la misma forma, un médico reumatólogo podrá descartar causas secundarias de este desgaste que se puedan tratar y, además, es el único capacitado para prescribir el tratamiento adecuado para esa persona en concreto.
Todas estas medidas evitarán o, por lo menos, retrasarán el que la articulación se afecte de tal forma que haya que recurrir a tratamientos quirúrgicos donde, sobre todo la cadera y la rodilla, tengan que sustituirse por una prótesis artificial. De todas formas si llega este momento tendremos también la tranquilidad que, por lo general, ofrece muy buenos resultados, mejorando la funcionalidad de la articulación y, por tanto, los síntomas.
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