Una cicatriz no es más que la huella de una erosión en la piel a consecuencia de una herida, una quemadura, un corte, una incisión quirúrgica… Esta señal es el producto final del proceso de cicatrización, un mecanismo natural que el organismo pone en marcha para cerrar la herida y reparar la piel para impedir que los tejidos queden al descubierto y expuestos a la acción nociva de patógenos externos.
Proceso de cicatrización
Una vez que la dermis ha sufrido la lesión, se produce la fase de coagulación. En este momento las plaquetas y hematíes de la sangre se dirigen a la zona de la herida para formar un coágulo que interrumpa la hemorragia. Acto seguido, se produce la fase inflamatoria. En estos dos o tres días, la herida se hincha, duele y la piel se muestra enrojecida mientras se destruyen los microorganismos que hayan podido penetrar en el área. En la siguiente etapa, llamada proliferativa, aumenta la producción de colágeno para reparar las fibras y sustituir las que han resultado afectadas. Los bordes de la herida van adquiriendo tensión, se endurecen y empiezan a aparecer las primeras costras.
En la fase final, de remodelación o maduración, las costras se caen, desaparece la inflamación y la piel adquiere paulatinamente una apariencia más clara y lisa. Progresivamente, la zona herida va mimetizándose con la piel circundante y aunque a veces puede llegar a ser prácticamente imperceptible, en la mayoría de las ocasiones no vuelve a ser exactamente igual que antes de la lesión.
Hay varios factores que pueden dificultar el proceso de cicatrización y hacer que la apariencia final sea poco estética. No obstante, existen varios consejos para evitarlo.
Limpieza
Durante los primeros días después de que la piel haya resultado lesionada, lo más importante es hacer hincapié en mantener la zona limpia para evitar infecciones. Por regla general, es suficiente con lavar la herida con agua y jabón, secarla con una gasa o algodón que no suelte pelusa y aplicar posteriormente un antiséptico.
En función de la extensión de la herida y de la circunstancias de cada paciente, el médico puede recomendar mantenerla tapada con gasas especiales para evitar que se infecten por la acción del polvo, agentes irritantes, suciedad, tierra, rascado… No obstante, lo más recomendable es dejarla al aire para acelerar la cicatrización.
No fumar
La nicotina y otros agentes químicos presentes en el tabaco favorecen la deshidratación y sequedad de la piel, lo que a su vez dificulta la cicatrización al estar esta más fina, quebradiza y reseca. Asimismo, estos compuestos reducen la oxigenación de los tejidos y obstaculizan la síntesis de colágeno, factores imprescindibles para la regeneración de las fibras y el restablecimiento de la piel.
Nada de sol
La piel resultante del proceso de cicatrización es especialmente vulnerable a la radiación ultravioleta. De esta forma, exponer la zona al sol sin la protección adecuada conduce a una hiperpigmentación de la zona, que acaba siendo más oscura que la piel circundante. De esta manera, la zona de la cicatriz debe quedar cubierta con barreras físicas y cremas fotoprotectoras con un índice en torno a 50. Esta crema ha de reaplicarse cada poco tiempo y usarse tanto en verano como en invierno.
Hidratación
Una vez que la herida cierra, hay que ocuparse de mantener la piel hidratada para asegurarse de que tiene la elasticidad suficiente como para regenerarse con facilidad. Aunque por regla general los aceites de rosa mosqueta y argán son válidos para hidratar las cicatrices normales, existen productos específicos para la curación de cicatrices más rebeldes con una acción emoliente e hidratante más potente. Es conveniente contar con la opinión de un experto en dermatología para que recomiende cuál es el más adecuado según cada tipo de cicatriz.
Ayuda extra
Debido a la cantidad de factores externos que pueden dificultar la cicatrización normal, algunos dermatólogos pueden recomendar la aplicación de parches, apósitos de silicona… desarrollados para mejorar el proceso de cicatrización. Asimismo, cuando el paso del tiempo no ha logrado borrar una cicatriz por completo o ésta ha quedado abultada (cicatriz hipertrófica o queloide) o demasiado pigmentada, pueden aplicarse diferentes tipos de láser para suavizarla. En los casos más extremos de queloides, puede ser necesaria la cirugía.
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