El cáncer de ovario es, según los datos que manejan las entidades especializadas, el sexto tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres. Al año se diagnostican más de 200.000 nuevos casos en todo el mundo. Este tumor surge de la malignización de las células epiteliales que recubren los ovarios.
Su pronóstico es bastante bueno si se diagnostica precozmente y empeora si se detecta en fases más avanzadas, aunque los tratamientos disponibles han mejorado estas cifras notablemente en los últimos años.
Factores de riesgo del cáncer de ovario
- Edad. Se trata de un tumor más frecuente en mujeres mayores de 40 años. Por debajo de esa edad no es inexistente, pero sí muy infrecuente. Lo más común es que se produzca en mujeres de entre 50 y 70 años.
- Antecedentes familiares. Como en otros tipos de cáncer, el de ovario tiene un componente hereditario; aunque no siempre está presente.
- No haber tenido hijos. Según las investigaciones, las mujeres que han tenido hijos parecen ser menos vulnerables al cáncer de ovario que aquellas que no los han tenido. Aunque los motivos de esta relación no están del todo definidos, parece que tiene que ver con el número de ovulaciones que tiene cada mujer a lo largo de su vida y las pequeñas cicatrices que deja cada óvulo en cada ciclo. Dichas cicatrices ocasionan una serie de alteraciones celulares que a su vez podrían estar relacionadas con un mayor riesgo de originar tumores ováricos. Las mujeres que no han sido madres biológicas tienen mayor número de esas cicatrices y, por lo tanto, más probabilidad de sufrir las consecuencias de estas alteraciones de riesgo. Esta misma lógica se aplica a las mujeres que toman anticonceptivos orales durante un tiempo prolongado de su vida fértil, ya que estos fármacos inhiben la ovulación.
- Factores ambientales. Hay investigaciones que sugieren que las dietas ricas en grasas y ciertas infecciones víricas también incrementan el riesgo de cáncer de ovario.
Síntomas del cáncer de ovario
La dificultad a la hora de diagnosticar el cáncer de ovario viene derivada de lo difuso de su sintomatología. De esta forma, es muy frecuente que cuando se detecta, se encuentre ya en una fase avanzada. Por este motivo, las mujeres deben prestar especial atención a los siguientes síntomas:
- Distensión abdominal. Vientre hinchado sin razón aparente que se mantiene en el tiempo.
- Pérdida de peso injustificada. Adelgazar de manera rápida sin estar haciendo dieta o sin cambiar los patrones alimentarios es motivo de alerta de este y otros tumores.
- Dolor abdominal o pélvico. Ese dolor puede ser también una especie de pesadez o sensación de hinchazón.
- Sensación de saciedad o de estómago lleno. Incluso después de comer poca cantidad de alimentos o casi sin probar bocado.
- Necesidad urgente de orinar o ir a orinar muy a menudo. Si ocurre sin sufrir una infección urinaria en curso o sin que haya motivos que lo expliquen (por ejemplo, beber mucha agua o bebidas con efecto diurético, tales como el café, el té y algunas infusiones).
- Cansancio extremo que no se corresponde con una etapa de sobrecarga laboral o física.
- Dolor de espalda.
- Problemas digestivos.
- Cambios en los patrones a la hora de ir al baño. Es decir, estreñimiento o diarreas sin explicación clara.
- Alteraciones en el periodo menstrual. Estas modificaciones pueden referirse al volumen de sangrado (que sea mucho mayor de lo habitual) o a irregularidades que no estén relacionadas, por ejemplo, con la cercanía de la menopausia.
Tratamiento del cáncer de ovario
Lo más normal es practicar una cirugía para extirpar los ovarios y el útero para así asegurarse de eliminar el tumor por completo. Además, se biopsian los ganglios de la zona y se toman muestras de toda la región abdominal para descartar la presencia de células cancerosas.
Después de pasar por quirófano, y según las indicaciones del oncólogo y en función de la evolución de la enfermedad, se puede prescribir un tratamiento con radioterapia, quimioterapia o tratamiento hormonal.
Si se quiere preservar la fertilidad de la paciente (en el caso de que el tumor se presente a una edad temprana) se opta por una cirugía conservadora en la que se conserva el útero y se vitrifican los ovocitos para que la mujer acceda a la maternidad una vez finalizado el tratamiento oncológico.
Según los expertos, los síntomas del cáncer de ovario en realidad pueden reflejar enfermedades o trastornos completamente benignos, por lo que recomiendan introducir un matiz en la observación de los mismos, que es el hecho de que estos factores constituyan un cambio con respecto a lo habitual o que estos síntomas se conviertan en algo persistente.
Además, recuerdan la importancia de no saltarse las revisiones ginecológicas pertinentes.
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