La blefaroplastia se ha convertido en una de las intervenciones más demandadas, tanto por hombre como por mujeres a partir de los 45 años, por los excelentes resultados que ofrece a la hora de rejuvenecer la mirada y el rostro en su conjunto.
Sin embargo, la cirugía de los párpados puede ser ventajosa o incluso necesaria para solucionar alteraciones funcionales que afectan a la visión. Al fin y al cabo, los párpados son esenciales para proteger el ojo, facilitar su lubricación y favorecer un campo de visión lo suficientemente amplio para captar correctamente el entorno que nos rodea.
Básicamente, la blefaroplastia consiste en retirar la piel sobrante que impide ver correctamente o que está afectada por alguna alteración médica y eliminar las bolsas de grasa que suelen acumularse debajo de los ojos (en la zona de la ojera) que además de crear un efecto poco estético pueden causar problemas si se inflaman o adquieren gran tamaño.
El efecto más evidente de esta intervención es una gran mejoría en la apariencia del rostro, que aparece más descansado y juvenil. Sin embargo, la cirugía de párpados es mucho más.
Problemas que pueden solucionarse con blefaroplastia
- Párpado caído. El paso de los años, el abuso de ciertas lentes de contacto, anomalías musculares, traumatismos… pueden estar detrás de la ptosis palpebral, nombre técnico que recibe el párpado caído. Cuando hay un exceso de piel sobre los ojos y la musculatura periorbital no es capaz de sujetarla correctamente, el párpado caído reduce el campo visual, a veces de manera severa.
- Obstrucción de las vías lagrimales. El ojo segrega lágrimas p ara proteger y lubricar la superficie del ojo. Estas lágrimas deben drenar por un conducto que desemboca en las fosas nasales. Si este conducto no tiene la forma adecuada o está obstruido, las lágrimas se desbordan hacia la cara, aunque no se esté llorando. Además de la lógica incomodidad, esta alteración en las vías lagrimales puede ocasionar conjuntivitis recurrente, inflamación, dolor, eccemas e infecciones en el saco lagrimal.
- Blefaritis. Es un proceso inflamatorio que afecta a las glándulas de Meibomio (encargadas de segregar una especie de grasa que lubrica el ojo al parpadear). Cuando la inflamación es muy recurrente o crónica puede obstruir los canales de drenaje, causar mucho dolor, bultos que impiden ver bien, sequedad ocular y molestias visuales.
- Parpadeo anómalo. La apertura y cierre de los párpados es un movimiento mecánico que debe funcionar correctamente para no causar problemas visuales. De esta forma, la blefaroplastia puede ser necesaria en casos de blefaroespasmo (movimientos involuntarios de los ojos) o lagoftalmos (incapacidad para cerrar por completo el ojo).
- Ectropión o entropión. Son malformaciones relativamente frecuentes en población mayor, pero también pueden darse en pacientes jóvenes por culpa de parálisis faciales o patologías hormonales. Están caracterizadas por la vuelta del párpado hacia afuera (ectropión) o hacia dentro (entropión) de la superficie ocular.
Si el párpado rota hacia afuera, parte del ojo que normalmente debería estar protegida por los párpados queda al aire, lo que favorece la aparición de lesiones. Por su parte, cuando el párpado se vuelve hacia adentro las pestañas arañan el ojo causando úlceras recurrentes.
La blefaroplastia es una intervención poco dolorosa, que solo requiere un breve periodo de recuperación y que únicamente provoca edema y hematomas lógicos tras cualquier cirugía que desaparecen con rapidez.
No obstante, requiere minuciosidad para no perjudicar las estructuras oculares circundantes ni dañar la musculatura periorbital encargada del parpadeo o del movimiento de los ojos.
Por ese motivo, los especialistas insisten en que, tanto si responde a necesidades visuales como si se trata de una cuestión estética, los pacientes deben buscar concienzudamente un especialista que logre un aspecto agradable y proporcionado sin olvidar que los párpados cumplen una función necesaria para la visión que hay que respetar para evitar problemas en el futuro (sequedad ocular, lesiones corneales, malposición palpebral, etc.). Es por ello que aconsejamos que el paciente acuda a un oftalmólogo oculoplástico quien tratará los párpados pensando en el correcto funcionamiento de las vías lagrimales y en la mejora de la superficie ocular.
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