El asma es una enfermedad crónica que afecta a las vías respiratorias que generalmente tiene un origen alérgico, por lo que la llegada de la primavera para los asmáticos no es tan buena noticia como para otras personas. En más del 80 por ciento de los casos de asma diagnosticados en niños y más del 60 por ciento de los adultos, esta afección respiratoria es culpa de un problema alérgico, que se manifiesta en forma de tos, dificultad para respirar, opresión torácica y pitos en el pecho en función de su gravedad.
Cuál es la relación entre el asma y la primavera
El polen ambiental puede causar inflamación de los bronquios en el paciente alérgico y una elevada concentración de polen en el ambiente lleva a episodios agudos de asma. Además, es posible que se produzca sensibilización a la alternaria, un hongo presente en las plantas, un trastorno muy ligado al asma bronquial y a la rinoconjuntivitis.
La alergia primaveral conlleva, entre otras afecciones, rinitis, hinchazón de ojos y labios, lagrimeo y picazón. Además de ser síntomas molestos, el problema es que, por ejemplo, la rinitis alérgica puede desencadenar asma bronquial, como sucede en un tercio de quienes la padecen. La rinitis es, de hecho, un problema que sufre el 80 por ciento de los asmáticos en primavera.
Además, parece que las personas nacidas en primavera tienen más riesgo de sufrir asma. Según reveló un estudio realizado por un grupo de investigadores pediátricos de Roma, en Italia, los niños que nacen en primavera -entre abril y junio- tienen más probabilidades de sufrir asma alérgico y los que vinieron al mundo entre septiembre y octubre, contraer más fácilmente alergias al polvo del hogar. Los autores dijeron que estos datos son aplicables a países del área mediterránea, con climatología similar a la italiana.
Tipos de asma
Además de tipos específicos de asma ocupacional -asociado a las condiciones del puesto de trabajo- o por la práctica de ejercicio, generalmente suele hablar de cuatro clases principales de asma:
- Asma leve intermitente: se caracteriza por episodios breves de tos o dificultad para respirar de no más de dos por semana.
- Asma leve persistente: la tos, el resuello o la dificultad para respirar se produce entre más de dos veces semanales y menos de una vez al día. Puede afectar a la práctica de ejercicio.
- Asma moderada persistente: cuando los ataques de asma son diarios y la medicación debe tomarse todos los días. Se sufren síntomas nocturnos más de una vez a la semana. Las crisis afectan a la actividad física.
- Asma grave persistente: los síntomas asmáticos están presentes todo el tiempo, con crisis que necesitan tratamiento urgente u hospitalización. Es frecuente sufrir síntomas nocturnos y la actividad física debe ser limitada.
¿Cómo deben afrontar los asmáticos la primavera?
Además de llevar a rajatabla la medicación, tomando los fármacos antialérgicos ante la llegada de la primavera, puede ser útil tomar una serie de medidas en su vida diaria. La Academia Americana de Alergias, Asma e Inmunología (AAAAI, por sus siglas en inglés), propone:
- Hacer limpieza en profundidad: eliminar el polvo y las telarañas que han podido acumularse en invierno, así como el moho que puede formarse en primavera por humedad en el baño o en los sótanos. También resulta útil aspirar las moquetas y todos aquellos objetos de la casa que puedan acumular alérgenos, así como el pelo de las mascotas, que suele caerse en primavera.
- Mantener las ventanas cerradas: con el fin de evitar que entre polen en la casa, asentándose en alfombras, moquetas, etc. También debe evitarse tender la ropa al aire libre para que no se impregne de polen.
- Purificar el aire: para limpiar el aire del hogar resulta muy útil el uso de un purificador de aire que tenga certificación de emisión de aire limpio. También es indispensable cambiar los filtros del aire acondicionado cada tres meses y que los que se utilicen estén certificados.
- Llevar una buena higiene: lavarse bien las manos y evitar lugares con aglomeraciones de gente para prevenir el contagio de infecciones respiratorias; así como evitar grandes cambios de temperatura.
- Evitar estar mucho al aire libre: la práctica de ejercicio u otras actividades al aire libre debe evitarse o moderarse, siendo mejor realizarlo a última hora de la tarde o tras la lluvia -cuando los niveles de polen son menores-. Las peores horas son entre las cinco de la madrugada y las diez de la mañana.
Tipos de inhaladores
El tratamiento para las personas con asma -un estimado 5 por ciento de la población adulta en España– se suele basar en fármacos de control a largo plazo, que se centran en disminuir la inflamación de las vías respiratorias y, por tanto, evitar la aparición de los síntomas. Los más empleados son los corticoesteroides inhalados y hay varios tipos:
- Inhaladores con dosificador (o de dosis medida): empleados más comúnmente, son pequeños aerosoles metálicos que administran el fármaco dentro de la boca al presionar el cartucho. Hay algunos que liberan el medicamento automáticamente al inhalar; otros tienen contadores para saber cuántas dosis quedan y, para los niños, se suele usar un espaciador con el inhalador, en el que se conserva el medicamento en un tubo entre el inhalador y la boca para que sea más fácil aspirar la dosis completa.
- Inhaladores de polvo seco: el medicamento que proyectan es en forma de polvo y al no llevar un propulsor químico para expulsar el fármaco, que debe aspirarse más rápidamente y de manera profunda y enérgica. Suelen ir en un tubo, un disco o en disco de dosis única.
Pero también existe otro tipo de fármacos a largo plazo para mantener los síntomas bajo control, por ejemplo, con un nebulizador que dispensa mediante vapor fino el medicamento cromolín a los pulmones. O se pueden aplicar inyecciones una o dos veces al mes de otros fármacos que impiden que el organismo reaccione a los factores desencadenantes del asma o pastillas por vía oral para bloquear el aumento de la inflamación de las vías respiratorias o, incluso, despejarlas.
Por otra parte, es posible que con la primavera sea necesario emplear medicamentos de alivio rápido de los síntomas, ya que pueden empeorar en esta época del año. Un ejemplo son los agonistas beta 2 inhalados de acción corta, que relajan la tensión muscular alrededor de las vías respiratorias durante una crisis, despejándolas y permitiendo el paso del aire.
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