Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) las enfermedades alérgicas afectan en España a un 30% de la población, entre la cual unos 8 millones de personas tienen alergia primaveral. La proporción va en aumento y debido a las condiciones climáticas registradas durante el año, esta estación se prevé intensa para los afectados, por eso hoy vamos a daros toda la información que necesitáis sobre la alergia en primavera, desde cómo detectarla hasta reducir sus síntomas.
Un diagnóstico preciso, el cambio de hábitos y un tratamiento adecuado son esenciales para que podamos sobrellevar mejor la alergia primaveral pero, ¿a qué nos referimos exactamente cuando nombramos esta reacción también conocida como fiebre del heno?
Se trata de alergia al polen y es estacional
Aunque a principios del siglo XIX se creía erróneamente que el heno era el responsable de los síntomas de la alergia primaveral (de ahí le viene esa denominación), poco después se descubrió lo que hoy ya está más que confirmado, los pólenes, presentes en árboles, hierbas y malezas, son los alérgenos causantes.
Se transportan por el aire, de ahí que nos afecten a través de las vías respiratorias, y tienen carácter estacional, concentrándose una mayor polinización de marzo a junio, siendo mayo el mes de mayor afectación.
El polen es tan diminuto que no podemos verlo cuando está en el aire, pero al amontonarse en algún rincón sí lo percibimos como un polvo amarillo. Aunque pueda parecer lo contrario, las pelusillas blancas que nos encontramos flotando por todas partes en primavera (vilanos) no son polen y no producen alergia, al igual que tampoco lo suelen hacer los pólenes de flores vistosas y llamativas, ya que polinizan a través de los insectos en lugar de por el aire.
En Europa, y especialmente en España, el polen que causa más síntomas y reacciones alérgicas es el de las gramíneas, la típica hierba que podemos encontrar en los márgenes de las carreteras, descampados o praderas, y que florece en la mayoría de sus especies de marzo a junio.
También destaca el polen de la parietaria, en el litoral mediterráneo, y el de la flor del olivo en la zona de Andalucía, seguidos de otros pólenes alergénicos presentes en toda la península como los plantagos, artemisia (tomillo negro), salsola, chnopodium y el platanus (plátano de sombra), un árbol presente sobre todo en grandes ciudades como Madrid y Barcelona. En la web del Comité de Aerobiología se pueden consultar todos los pólenes alergénicos en España, así como su etapa de polinización.
¿Alergia o resfriado común?
De entrada pueden parecer iguales. Los estornudos y la mucosidad son comunes tanto en el resfriado como en la rinitis alérgica que produce el polen, pero el origen, vírico o alérgico, es distinto y también algunos de sus síntomas que nos permiten distinguirlos.
La rinitis alérgica produce inflamación en la mucosa nasal, lo que se traslada en mucosidad, congestión, estornudos y picor nasal. La mucosidad suele ser transparente, líquida y continuada, en cambio cuando estamos resfriados lo habitual es tener una mucosidad más espesa, verdosa o amarillenta, y rara vez se padece el picor constante e irritante en la nariz que causa la alergia.
La conjuntivitis también es típica de la alergia pero no de los catarros, y ocasiona lagrimeos, enrojecimiento, picor o incluso escozor en la zona de los ojos. Por otra parte, los resfriados pueden cursarse con fiebre, algo que no ocurre con la rinitis alérgica. Los primeros tienen una duración determinada (una semana aproximadamente), pero la alergia primaveral puede durarnos meses.
En cualquier caso, lo mejor es visitar a un especialista para que nos oriente, bien nuestro médico de cabecera, o directamente un alergólogo, que podrá identificar tanto si lo que padecemos es una alergia, como cuáles son sus causas.
Pruebas para detectar la alergia primaveral
Cuando acudimos a la consulta del alergólogo este valora nuestra historia clínica y nos realiza las pruebas necesarias para diagnosticar la alergia. Las más habituales son las pruebas cutáneas (prick test), ya que resultan fiables, seguras y muy rápidas para detectar alérgenos, y permiten evaluar varios al mismo tiempo. El procedimiento es muy sencillo, se coloca una pequeña cantidad de la sustancia que puede estar causando la alergia, normalmente sobre el antebrazo, y se hace una pequeña punción, apenas dolorosa, para que esta se introduzca bajo la piel. Al cabo de unos 15 minutos el médico observa la reacción, que si es positiva al alérgeno suele manifestarse con enrojecimiento e hinchazón.
Esta prueba también puede acompañarse de una analítica con la que cuantificar la inmunoglobulina E, un anticuerpo que se forma específicamente para cada alergia, responsable de la respuesta inmune ante algunas sustancias.
Tengo alergia, ¿qué puedo hacer?
El especialista se encargará de recomendarnos el tratamiento más adecuado, ya sea el farmacológico para aliviar los síntomas, o bien la inmunoterapia que consiste en la administración de diferentes dosis de la sustancia que causa la alergia, hasta conseguir que el organismo se vuelva tolerante. Es parecido a las vacunas, pero se aplica de forma continuada y las cantidades, tiempos y resultados dependen de muchos factores como la edad del paciente o los alérgenos a tratar.
Además de los métodos recomendados por el alergólogo, y mientras esperamos a que las lentillas nasales se empiecen a comercializar, también podemos tomar algunas precauciones para evitar al máximo posible la exposición a los pólenes que nos causan alergia.
Para ello es recomendable conocer la flora de nuestro entorno, al igual que la que se encuentre en los lugares a los que vamos a viajar, por ejemplo, si estamos planificando unas vacaciones. Además de en polenes.com, tendremos siempre a mano esta información facilitada por el Comité de Aerobiología de la SEAIC descargando en nuestro smartphone su aplicación, donde se muestra en granos/m3 el recuento actualizado de diferentes pólenes en varias provincias de España.
La aplicación Polen Control además de facilitarnos esta información también nos permite realizar un seguimiento de nuestros síntomas, que podemos cotejar con los niveles de polen, y crea informes de forma automática para la valoración de nuestro médico.
Prevenir en nuestro día a día
Las siguientes medidas de prevención también son importantes y pueden ayudarnos a reducir las molestias:
- No abrir las ventanas por la noche o al amanecer, ya que los niveles de polen están más altos.
- Utilizar gafas de sol para proteger los ojos.
- Cerrar las ventanas al viajar en coche.
- Cambiarnos de ropa o ducharnos al llegar a casa para eliminar los restos de polen.
- No tender la ropa al aire libre en temporada de polinización.
- No exponernos al polen barriendo la terraza o cortando el césped.
- Evitar, dentro de nuestras posibilidades, pasar mucho tiempo en la calle los días de viento.
- Dejar de fumar, el tabaco es nocivo en cualquier caso, pero agrava todavía más los problemas de los que padecen alergia.
Aunque la alergia primaveral se conoce con un nombre bastante genérico, no hay que olvidar que puede ser causada por todo tipo de pólenes, por lo que es importante dejarnos aconsejar por el especialista y no automedicarnos en ningún caso. Siguiendo estas recomendaciones y el tratamiento que nos indique el alergólogo conseguiremos sentirnos mejor y aliviar sus síntomas.
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