Los primeros auxilios son el conjunto de actuaciones y técnicas que permiten la atención inmediata de una persona accidentada hasta que llega la asistencia médica profesional. Esta primera asistencia facilita que las lesiones sufridas no empeoren y la evolución de la persona accidentada dependerá de esta actuación.
Ante una posible emergencia se debe seguir una secuencia que se conoce como soporte vital básico. El objetivo de la atención de los primeros auxilios es:
- Mantener vivo al accidentado.
- Evitar nuevas lesiones o complicaciones.
- Poner al accidentado lo antes posible en manos de servicios médicos.
- Aliviar el dolor.
- Evitar infecciones o lesiones secundarias.
Conocer lo esencial en relación a los primeros auxilios puede ayudar a salvar una vida y a que no corramos riesgos mientras asistimos a una persona.
Hay una importante diferencia entre intentar ayudar y ayudar con los conocimientos básicos. Tener formación en primeros auxilios nos permite reconocer una emergencia y auxiliar sin peligro hasta que llegue un profesional. Puede que nuestra intención de ayudar sea buena, pero si vamos a correr un riesgo o existe la posibilidad de poner en riesgo a la persona que queremos ayudar es mejor no actuar.
10 consejos generales en el protocolo de actuación de primeros auxilios
- Actuar con rapidez pero conservando la calma.
- Evitar aglomeraciones.
- Saber imponerse.
- No mover a la persona herida salvo que sea imprescindible.
- Traslado adecuado (como norma general no inmovilizar al accidentado y si hubiera que hacerlo, moverlo en bloque).
- No dar al herido de beber, comer o medicar.
- Tranquilizar al herido.
- Mantener al herido caliente.
- Hacer solo lo imprescindible.
- Si no se sabe, abstenerse.
Analizar los peligros y aplicar los conocimientos
A la hora de socorrer a un accidentado, antes de lanzarnos a ayudar por impulso, es importante que nos tomemos un minuto para analizar los riesgos de alrededor. Debemos verificar cuáles o cuántas personas hay cercanas al accidente y los riesgos que existen en torno al individuo, es decir, si está en mitad de la calle, en una habitación con objetos peligrosos, etc.
Simplemente, nuestra actuación debe ir encaminada a realizar maniobras sencillas para evitar lesiones, puesto que no somos médicos.
No obstante, en ocasiones, por diversas causas, la respiración y la circulación de una persona se interrumpen de forma brusca, inesperada y potencialmente reversible. Esa interrupción se conoce con el nombre de parada cardiorrespiratoria (PCR). Si esta situación se prolonga durante algunos minutos, la persona que la sufre muere porque sus células dejan de recibir oxígeno y alimento. El cerebro no resiste esta situación más de 4 ó 5 minutos y por este motivo es importante actuar de forma inmediata.
La maniobra de RCP básica trata de sustituir la falta de respiración ejecutando la ventilación artificial, mediante la técnica conocida como «ventilación boca a boca», y la falta de latido cardíaco ejecutando compresiones torácicas, es decir, mediante el «masaje cardíaco».
La RCP básica la puede ejecutar cualquier persona entrenada sin necesidad de dispositivos especiales.
alfonso