Son muchas las parejas con problemas de fertilidad que aprovechan el verano para someterse a un tratamiento de reproducción asistida. De hecho, durante la época estival suele aumentar la demanda de este tipo de técnicas en las clínicas especializadas.
Y es que durante las vacaciones los pacientes no tienen que preocuparse de compatibilizar las citas médicas con sus compromisos laborales, algo que suele generar nerviosismo y ansiedad. Por ello, una etapa de calma y desconexión como la que se vive en verano permite estar más relajados y es más favorable a la consecución del embarazo.
Si bien no se puede establecer aún una relación directa entre el estrés y la fertilidad, numerosos estudios apuntan a que el estrés afecta de manera significativa al éxito de las técnicas de reproducción asistida.
La relación entre estrés y fertilidad
Biológicamente, la zona del cerebro llamada hipotálamo regula tanto las respuestas al estrés como las hormonas sexuales, por lo que no es difícil que el estrés pueda causar infertilidad en algunas mujeres. Un estrés excesivo puede llevar a la supresión del ciclo menstrual y, en los casos menos graves, causar anovulación o ciclos menstruales irregulares.
Según una investigación de la Universidad de Liverpool, en Reino Unido, cuando las mujeres se encuentran en temporadas estresantes, su cuerpo produce adrenalina y tiende a retrasar o frenar la producción de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), clave en la ovulación y el ciclo reproductivo.
En la misma línea, otro estudio de la Universidad Radboud de Nimega (Países Bajos) estableció una relación importante entre factores psicológicos como el estrés o la ansiedad y la probabilidad de conseguir el embarazo tras un tratamiento de fecundación in vitro o inseminación artificial. La investigación también apuntó a la producción de adrenalina y a su efecto en el hipotálamo, inhibiendo la hormona GnRH que favorece la ovulación.
En el caso de los hombres, el estrés también puede reducir la cantidad y calidad de los espermatozoides. Uno de los estudios más famosos fue el realizado en Alemania a presos condenados a muerte, a los que se les practicaron biopsias testiculares, que reveló la detención de la función espermatogenética en todos ellos.
Combatir el estrés
Luchar contra las situaciones que generan estrés resulta complicado y, para aumentar las posibilidades de éxito en los tratamientos de reproducción asistida, en algunos casos será necesaria la ayuda psicológica para la gestión adecuada de las emociones, clave en el camino de hacer realidad el sueño de ser padres.
Además del estrés, para lograr el embarazo hay que tener en cuenta otros factores importantes que favorecen la fertilidad y aumentan las posibilidades de éxito. Así, una alimentación desequilibrada, la obesidad, el alcohol, el tabaco o la ausencia de actividad física, entre otros, pueden afectar a la fertilidad y reducir la capacidad reproductiva tanto de hombres como de mujeres.
Tan importante como controlar el peso o evitar el consumo de tabaco es vivir el proceso alejado de los nervios, la ansiedad o el miedo. La clave está en el equilibrio entre la mente y el cuerpo. Menos estrés y más calma son dos elementos que, junto a los avances actuales de las técnicas de reproducción asistida, dan más oportunidades para conseguir el éxito en los tratamientos.
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