En la vuelta al cole se incrementan las prisas y las carreras por tener a punto libros, uniformes, cuadernos… todo nos parece poco para que los niños empiecen el curso motivados y con todo a punto para que el curso vaya bien. No obstante, a tenor de las cifras que manejan los especialistas, no tenemos tanto celo cuando se trata de la salud visual de los pequeños.
Según sus estimaciones, el 25 % de los escolares de nuestro país presenta algún tipo de problema visual. Estas anomalías tienen relación con un tercio de los casos de fracaso escolar. Además, los expertos recuerdan que la visión no solo desempeña un papel esencial en el rendimiento académico; también en el desempeño deportivo y en la integración de los niños en los juegos y actividades infantiles.
La visión en el entorno escolar
La información que recibimos de nuestro entorno a través de la vista es esencial para canalizar el aprendizaje infantil, no solo en el colegio, sino en la vida cotidiana. Por su parte, en las aulas, es necesario que el alumno vea correctamente para aprender a leer, para ver bien la pizarra y al profesor cuando explica, para desarrollar la escritura… pero además, el sentido de la vista ayuda al desarrollo de la psicomotricidad fina y a mejorar la coordinación ojo-mano.
Estos dos factores son, a su vez, importantes para los trabajos manuales (recortar, moldear, colorear, montar figuras…) y para desarrollar las habilidades necesarias para un buen desempeño en la clase de Educación Física y en los juegos que se llevan a cabo en el recreo (coordinación, visión lateral, agudeza visual, puntería…).
Por este motivo, es frecuente que los alumnos con problemas de visión que aún no han sido diagnosticados no solo rindan menos en el colegio. Además, no desarrollan el gusto por la lectura y, conscientes de sus limitaciones, se aíslan a la hora de participar en actividades que requieran ver correctamente el terreno de juego, las señales y la posición de sus compañeros…
Lo bueno es que tanto los problemas de refracción (miopía, astigmatismo e hipermetropía) como el ojo vago (ambliopía) e incluso el estrabismo tienen fácil solución una vez que el especialista ha detectado el problema y prescribe la solución adecuada (gafas, parches…).
¿Cómo identificar los problemas visuales infantiles?
- El niño entrecierra los ojos o los guiña cuando tiene que levantar la vista hacia la pizarra o atender a la explicaciones del profesor.
- Se queja de dolores de cabeza o visión borrosa, sobre todo al final de la jornada escolar o de hacer los deberes.
- Tiene demasiada sensibilidad a la luz y le cuesta adaptar la visión en los ambientes oscuros.
- Se acerca mucho al papel cuando escribe y a los libros para leer; a veces tiene que fruncir el ceño para leer. Se cansa rápido de la lectura y lee demasiado despacio para lo que sería normal a su edad. Asimismo, puede que tenga que seguir los renglones con el dedo para no saltarse las líneas o comerse las palabras.
- Tiende a no participar en los deportes que requieren puntería, precisión o especial atención a los movimientos de los compañeros. Recibe balonazos o tropieza y se cae con facilidad en el recreo o en clase de Educación Física, ya que le cuesta calcular las distancias, no tiene suficiente agudeza visual y no aprecia con nitidez los bordes de porterías, canastas, aros o espacios delimitados en los juegos y deportes.
- Se sienta demasiado cerca de la televisión.
- Parpadea con mucha frecuencia y le lloran los ojos.
- No enfoca la vista de manera precisa hacia lo que se le señala.
Dada la importancia que tiene la visión en el rendimiento escolar y personal de los niños, los especialistas abogan por aprovechar la vuelta al cole para llevarlos al oftalmólogo y empezar el curso con buen pie. Asimismo, aconsejan estar atentos a las señales descritas y sugieren que se preste especial cuidado en la valoración de los pequeños que sufren problemas de aprendizaje por si estos pudieran tener relación con problemas de visión.
Al contrario de lo que mucha gente piensa, no es necesario esperar a que el pequeño aprenda a leer para llevarle al oftalmólogo, ya que los especialistas tienen muchos recursos a base de figuras de colores, viñetas, dibujos, piezas de puzzle… adecuadas para valorar la visión de los niños que aún son demasiado pequeños para diferenciar las letras.
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