Muchos padres pueden ser demasiado exigentes con sus hijos y esto, a la larga, puede producir mella en el infante, por ejemplo puede causar que se sienta poco valorado y con una baja autoestima a causa de este alto nivel de exigencia. ¿Sois vosotros así?
A continuación, vamos a ayudaros a que sepáis si sois unos padres demasiado exigentes indicando algunos de los comportamientos más claros que evidencian esta situación. Es importante exigir, pero siempre teniendo claros los límites de nuestros hijos para que se críen sintiéndose queridos y con potencial.
¿Cómo saber si sois padres exigentes? Los signos más evidentes
Tenéis muchas reglas en casa
Uno de los signos más claros es si en tu hogar hay una gran cantidad de reglas que cumplir. Es muy positivo que, por ejemplo, se incluya a los pequeños en el cuidado y en el mantenimiento de la casa, pero no debemos excedernos: tenemos que tener claro cuál es su rol en la familia y pedirle que cumpla las reglas adecuadas a su edad. Las normas tienen que existir, pero nunca que sean un impedimento para su libertad y crecimiento.
Chantaje emocional
Muchas veces, y de forma inconsciente, podemos hacer chantaje emocional con nuestros familiares. Frases tan escuchadas como “Si no haces esto, me enfadaré” es un tipo de chantaje que puede hacer que el pequeño se sienta presionado. En lugar de optar por situaciones de enfrentamiento, ¿por qué no te decantas por otro tipo de trato más amable y constructivo? Es importante que, en una disputa, se creen diálogos constructivos y positivos, y que se eviten las discusiones, gritos y chantajes.
Muchas discusiones
Otro de los signos que pueden ayudarte a detectar si sois demasiado exigentes es observar vuestros métodos de resolución de conflictos. Tenemos que tener claro que, nuestros hijos, son niños y que muchas cosas las hacen sin pensar ni valorar las consecuencias. Por tanto, debemos controlar nuestros impulsos e intentar que comprenda por qué eso no está bien hecho, de esta forma, aprenderemos a comunicarnos de forma positiva y evitaremos las discusiones que lo único que hacen es empeorar las relaciones, sean del tipo que sea.
Usáis amenazas para que os hagan caso
El uso de las amenazas también es algo muy común en el seno familiar. Pero es una herramienta totalmente contraproducente que, de hecho, puede afectar gravemente a vuestra relación padre/madre-hijo. No te va a servir de nada usar una amenaza para que tu hijo te haga caso, lo único que te ayudará será hablar con él de forma calmada y amorosa para que, así, entienda lo que sucede y le ponga remedio.
Consecuencias de ser demasiado exigente con los hijos
Es importante rebajar el grado de exigencia con nuestros hijos pues, de lo contrario, podemos hacer mella en su personalidad y en el concepto que tiene de sí mismo. Algunas de las consecuencias que pueden aparecer por exigirles demasiado son las siguientes:
- Baja autoestima
- Sentirse insatisfecho con todo lo que hace
- Sentir “miedo” hacia los padres o familiares
- Sentirse poco valioso
- Mucha competitividad en clase o trabajo
- Depresión
- Estrés
Por este motivo, es importante intentar motivar a que los hijos trabajen y se esfuercen, pero siempre reconociendo sus logros. Debemos darles la “palmadita” siempre que se lo merezcan para que se sientan satisfechos con lo que han conseguido y estén motivados para seguir esforzándose todavía más.
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