El acoso escolar o bullying es uno de los grandes males de nuestro tiempo fuera y dentro de los centros educativos. Mediante el acoso escolar, el agresor puede llegar a ejercer control físico y psicológico sobre la víctima manipulándola a su antojo.
La situación ha alcanzado tal gravedad que el bullying supone una de las causas principales de suicidio entre los adolescentes.
No cabe duda de que toda la sociedad debe poner los recursos y herramientas necesarias para erradicar esta lacra social y que la comunidad educativa debe adoptar un papel activo para acabar con la violencia en las aulas. Para ello, es necesario hacer hincapié en la importancia tanto de la prevención como de la detección precoz de cualquier acto de acoso escolar
Concretamente, el bullying es un acto de violencia repetida entre iguales, incluyendo intimidaciones, insultos, amenazas, intentos de exclusión del grupo o de las actividades compartidas.
La violencia que más sufren niños y adolescentes
Resulta imprescindible aprender a reconocer los tipos de acoso escolar más comunes sufridos por niños y adolescentes para prevenirlos, erradicarlos y ofrecer una buena educación.
El acoso escolar se puede manifestar de diferentes maneras, desde el maltrato físico (patadas, empujones…) hasta el maltrato verbal y psicológico (como amenazas o bulos difundidos entre los compañeros para convencerles de que no se relacionen con la persona en cuestión).
De esta manera, pueden catalogarse hasta 5 tipos de acoso escolar más frecuentes en las aulas:
1. Acoso físico. Persecución y contacto físico en contra de la voluntad de la persona como una forma de provocación. Es un tipo de maltrato totalmente intencionado (empujones, golpes, zancadillas, novatadas…).
2. Acoso verbal. Es un tipo de agresión muy dañina para el alumno que lo sufre, caracterizada por el acoso a través de la palabra mediante ofensas, motes y sobrenombres que ridiculizan a la persona, insultos, etc.
3. Bullying. Se trata de intimidación, tiranía y manipulación hacia la víctima, que ve mermada su autoestima fomentando sentimientos de temor y pánico. En estos casos hay una victima acosada por uno o varios agresores con intencionalidad mantenida de hacer daño. También hay una desigualdad de poder entre una victima débil y el agresor que es más fuerte física, psicológica o socialmente.
4. Coacción. Es una forma de agresión que obliga a la persona a hacer algo en contra de su voluntad y que puede ir acompañada de violencia física.
5. Acoso cibernético (o ciberbullying). Se caracteriza por hacer un uso vejatorio de la información telemática de la víctima de forma continuada y deliberada, con el fin de hacerle daño, como actos de humillación a través de canales variados (por ejemplo, las redes sociales, sitios web o blogs, servicios de mensajería como WhatsApp, etc.). Con la inclusión de las nuevas tecnologías, la existencia de este tipo de acoso es más difícil de detectar tanto por los familiares como por la comunidad educativa.
Como consecuencia de estas agresiones, en ocasiones se produce un cuadro de estrés postraumático tanto en los niños como en los adolescentes que son víctimas del acoso escolar. Este cuadro de estrés postraumático incluye desde alteraciones cognitivas (pérdida de memoria, dificultad de atención…) a trastornos emocionales (ansiedad, depresión…) o alteraciones del comportamiento (aislamiento, agresividad…).
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