Un empujón que se repite, un apodo que denigra, un insulto cada vez que sale a la pizarra… Cada día, en cualquier colegio o instituto de España, alguna chica o un chico sufre el acoso de sus compañeros. Uno de cada 10 alumnos de secundaria de centros públicos declara haber sido víctima de acoso, según el informe Yo a eso no juego presentado a principios de 2016 por la ONG Save the Children tras entrevistar a 21.487 estudiantes. Uno de cada tres admitió haber agredido físicamente a otro compañero en los dos meses previos a la encuesta, realizada entre septiembre de 2014 y junio de 2015.
Extrapolando los datos, Save the Children estima en 193.000 las víctimas y en 103.000 los agresores de acoso y ciberacoso en España.
Posibles señales en el niño de acoso escolar
La detección temprana es fundamental para evitar daños psicológicos graves y permanentes en los menores que lo sufren, de modo que los padres deben estar atentos a posibles señales que emiten los niños que reciben acoso, que se da cuando hay intencionalidad por parte del agresor, frecuencia en los abusos y desequilibrio entre agresor y víctima. Recogemos algunas claves para poder identificarlo a tiempo:
- Cambios en la conducta del niño o adolescente: Se muestra más irritable, violento, nervioso, tiene rabietas o presenta una tristeza injustificada.
- Sufre síntomas psicosomáticos como dolores de estómago o de cabeza sin causa médica real, alteraciones del apetito o del sueño.
- Se resiste a ir al colegio, tiene verdadero miedo a volver tras las vacaciones. No quiere ir a las excursiones, ni tampoco ver a sus amigos ni salir de casa.
- Rehúsa hablar sobre su vida escolar.
- Tiene un bajón repentino en su rendimiento académico.
- Pierde sus cosas, como el dinero en el recreo, o empieza a aparecer con sus pertenencias escolares o personales rotas.
Recomendaciones a los padres para combatir el acoso escolar
El bullying no es un juego de niños y no supone siempre que el menor reciba agresiones físicas. Normalmente esto, que puede o no llegar a suceder, es la culminación de un proceso de victimización muy complejo. Un fenómeno indeseable que tiene efectos negativos en la salud física, el bienestar emocional y el rendimiento de los niños en los estudios. Se produce cuando un estudiante está siendo intimidado por uno o varios compañeros, recibe comentarios desagradables, burlas, le ignoran completamente, le excluyen de su grupo de amigos o le retiran de actividades, convencen a otros niños para que no se relacionen con él o ella o recibe golpes y amenazas. Cuentan mentiras o falsos rumores sobre él, le envían notas hirientes. Todo ello ocurre frecuentemente y es difícil para el estudiante defenderse por sí mismo. No lo podemos llamar bullying cuando alguien se mete con otro de forma amistosa o como en un juego. Ni tampoco cuando dos estudiantes de la misma fuerza discuten o pelean.
El cuadro de estrés postraumático infantil afecta a muchas de las víctimas de acoso escolar. Incluye desde alteraciones cognitivas (dificultad de atención, pérdida de memoria…) a trastornos emocionales (ansiedad, depresión…) o alteraciones del comportamiento (aislamiento, agresividad…). El ciberacoso es una modalidad demoledora, porque no da tregua. El acoso no termina al llegar a casa, sino que continúa.
Por no ser, precisamente, una cosa de niños, los expertos dan a los padres una serie de recomendaciones para prevenirlo y, en caso de que ya exista, combatirlo:
- Aumentar los momentos de atención positiva con los hijos. Es fundamental no criticarlos y animarlos a expresar sus sentimientos. Hay que darles permiso para comentar con sinceridad cómo se sienten para que comprueben que tienen el apoyo de sus padres.
- Si el menor viene a casa diciendo que se ha peleado o que le han pegado, no se debe quitar importancia al asunto, ni culpar a la víctima, ni despacharla con un «Pues pégales tú más fuerte». De hacerlo, la próxima vez no dirá nada. Los padres siempre deben creer el relato de su hijo y apoyarlo.
- Es conveniente que de vez en cuando le pregunten sobre sus relaciones en la escuela, y no solo sobre la evolución de sus calificaciones, de forma que puedan detectar si tiene alguna dificultad en sus relaciones con los compañeros.
- Es aconsejable hablar periódicamente con el profesor o tutor del menor para interesarse por cómo van sus estudios, pero también para informarse de qué tal interacciona con el resto de sus compañeros.
- En caso de tener pruebas de acoso, hay que guardar la información y ponerse en contacto con los profesores y directores. Si el niño está muy angustiado, es aconsejable acudir a un profesional cuanto antes.
- Un niño acosado se ve disminuido. Por tanto, los padres deben encargarse de demostrarle lo contrario. Una de las maneras es ayudarle a que pueda encontrar amistades y otras relaciones fuera de la escuela a través de actividades.
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