El bienestar futuro del niño se puede mejorar si se aprovechan bien los primeros años de vida para reforzar sus habilidades. A continuación, te mostraremos algunas pautas para mejorar la atención a niños con síndrome de down.
La importancia de los primeros años
Aunque nunca es tarde para hacer cambios, los primeros años de vida de un niño con síndrome de down son claves para desarrollar su máximo potencial de aprendizaje. Dado que existe un retraso madurativo que ralentiza el aprendizaje, es necesario aprovechar la plasticidad neuronal de la niñez para desarrollar al máximo la psicomotricidad gruesa y fina, su conocimiento, la capacidad de comunicarse y mejorar su sociabilidad.
Los padres y familiares directos son los que mejor posición tienen para trabajar con ellos, ya que se crearán mayores vínculos afectivos y de confianza que con cualquier otra persona. Por eso, el trabajo desde los primeros días de vida es fundamental.
Cómo trabajar los primeros años del niño con síndrome de down
Aunque la orientación y el trabajo con profesionales es muy importante, los familiares, especialmente los padres, han de prestar mucha atención al niño e interactuar al mayor grado posible con él.
Al igual que cualquier otro bebé, necesitan abrazos y que se les hable, se les cante y que se establezca un constante y profundo contacto visual. Buscar ayudas o poner en práctica técnicas de ayuda no pueden desplazar esta necesidad que ha de ser cubierta desde las primeras horas de vida.
A medida que crecen hay que enseñarles, pero al ritmo apropiado. Los juegos, la música, los cuentos y otras herramientas didácticas son imprescindibles, pero no hay que bombardear al niño. El interés por verle progresar puede hacer que uno se olvide de que el ritmo de aprendizaje es diferente. Incluso se puede caer en el error de pedirle más que a los demás en un intento por que no se quede atrás. Hay que asimilar que las personas con síndrome de down tienen circunstancias diferentes.
Generalmente, si se le habla muchos minutos seguidos, el niño perderá la atención, así que siempre serán mejor las frases y sesiones cortas. Utilizar más recursos visuales puede ser de gran ayuda para mejorar la concentración. Los avances serán más rápidos y mejores si se tienen en cuenta estos factores.
Al igual que ocurre con los adultos, las capacidades también son diferentes cuando de niños con síndrome de down se trata. En la mayoría de los casos aprenderán a leer y escribir con total capacidad de comprensión. Aprenderán matemáticas básicas y llegarán a tener un cierto caudal de conocimiento, pero pocos terminan los estudios secundarios y apenas hay universitarios. Esto no debe interpretarse como algo negativo, pero indica que hay que ser realistas.
Hay que trabajar mucho con ellos en la infancia e intentar que lleguen al máximo de su capacidad, sin presionar. Otra cosa que es fundamental trabajar en casa son las emociones. Las personas con síndrome de down gestionan las emociones de otra manera. Captan perfectamente sentimientos, pero les cuesta más trabajo expresarlos con prudencia. Trabajar la autorregulación emocional también es una tarea a tener en cuenta desde temprana edad.
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