Este trastorno mental, caracterizado por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés general y disminución de las funciones psíquicas, debe ser tratado por profesionales.
Sin embargo, en nuestra vida cotidiana podemos llevar a cabo algunas iniciativas para prevenir su aparición y hasta para combatir algunos de sus efectos. La comida, en ese sentido, se ha revelado como un gran aliado.
Comida feliz
Hay numerosos estudios que relacionan determinados alimentos con nuestro estado de ánimo.
Por ejemplo, un estudio del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Bristol sugiere que hay componentes en carnes, lácteos, frutas y verduras que estimulan la producción de serotonina y endorfinas. Según investigadores de la Universidad de Warwick y el Dartmouth College, es importante consumir porciones pequeñas de frutas y verduras a lo largo del día para mantener el bienestar físico y mental.
El alto contenido en vitamina B del pan de centeno puede ayudar a combatir el mal humor. La ausencia de ácido fólico, que encontramos, por ejemplo, en la lechuga, se relaciona con la fatiga o la irritabilidad.
Sin embargo, todos estos estudios no son concluyentes. Un buen ejemplo de la ambivalencia de algunos efectos de la comida puede observarse en este estudio publicado en Journal of psychiatric research: los efectos pueden variar en función de múltiples factores, como la hora del día, la composición y el tipo de macronutrientes de los alimentos, la cantidad de comida consumida, y la edad y la historia dietética del sujeto.
El caso del pescado
A diferencia de los ejemplos anteriormente enumerados, un análisis exhaustivo de 26 investigaciones diferentes llevadas a cabo entre 2001 y 2014 apunta al pescado como potencial aliado para disminuir el riesgo de padecer depresión.
Según este metaestudio (un estudio de estudios, y por tanto con mucha más validez que un estudio aislado), publicado en la revista Journal of Epidemiology & Community Health, la ingesta regular de pescado podría reducir un 17% el riesgo de depresión.
El efecto beneficioso del pescado podría deberse a su riqueza en ácidos grasos omega 3, que modificarían la actividad de dopamina y serotonina, neurotransmisores vinculados a la depresión.
A pesar de que este metaestudio acerca del pescado tiene mayor validez que el llevado a cabo con otros alimentos, cabe señalar que el efecto detectado en los datos recabados y cruzados de 150.000 individuos solo se ha registrado en los estudios europeos, de modo que deberá complementarse en el futuro con más investigaciones.
En cualquier caso, para mantener una buena salud es fundamental mantener una dieta rica y variada, en la que sobre todo abunde el consumo de frutas y verduras.
Enrique Cerezo
carolina