Durante los últimos meses hemos escuchado hablar en numerosas ocasiones de los peligros del aceite de palma y los azúcares añadidos para los más pequeños, unos ingredientes que han hecho saltar todas las alarmas y que han llevado a muchos padres a cuestionarse la alimentación de sus hijos.
Una de las edades que más dudas genera es la de los 12 meses porque, ¿puede un niño de un año comer de todo? Lo cierto es que los expertos no lo recomiendan y, de hecho, la ingesta de algunos productos pueden tener consecuencias negativas sobre su salud. Hoy os contamos de cuáles se trata.
Consideraciones iniciales
Así y de la misma manera que lo hizo a los seis meses, la dieta de un niño a partir del año volverá a cambiar. Algo que tendrá lugar junto con el descenso del ritmo de crecimiento. Será entonces cuando el pequeño empezará a reducir las cantidades y comenzará a incorporar alimentos sin triturar, sólidos que le costará más masticar (si no lo ha hecho ya).
Además, a partir de esta edad sus sistemas digestivos y renal ya habrán madurado un poco más y serán más capaces de comer más alimentos con menos riesgos, de manera que será posible incorporar nuevos elementos. No obstante, deberemos ir con cuidado, tal y como mostramos seguidamente.
Alimentos prohibidos y poco recomendables
Entre los alimentos prohibidos para un niño en esta etapa se encuentra la bollería industrial –rica en grasas saturadas y aceite de palma-, y chucherías –propiciarán caries y les estimulará en exceso-.
Los frutos secos enteros –se pueden atragantar-, las salchichas, los pescados azules que tienden a almacenar mercurio –como el atún, el emperador y el lucio-, las conservas y los embutidos –con alto contenido en sal- también deberían estar vetados. Con los refrescos –sobre todo si tienen cafeína- y los zumos sucede lo mismo, su alto contenido en azúcar los hace desaconsejables.
La Organización Mundial de la Salud, de hecho, no recomienda incluir estas bebidas hasta pasados los 24 meses. También afirman que si se da leche de vaca esta debería ser entera, pues la semidesnatada y la desnatada carecen de la densidad calórica necesaria para cubrir sus necesidades.
En el desayuno, evita también los cereales de tipo industrial, se trata de un alimento poco equilibrado en términos nutritivos; y destierra de las comidas los precocinados (tampoco fast food ni patatas prefritas). Estos suelen poseer demasiado azúcar, sal, grasas y conservantes; y no deben formar parte de la dieta habitual del pequeño.
La dieta ideal
La dieta apropiada para nuestro hijo durante esta edad será aquella que le proporcione unas 1.200 calorías al día (aunque esto es solo una aproximación, ya que cada niño tiene unas necesidades diferentes). Y tendrá que contener leche, hidratos de carbono integrales, vegetales, una o dos piezas de fruta, unos 30-50 gramos de carne o pescado y legumbres. Las grasas no deberían superar los 45 gramos. Estos son algunos ejemplos de lo que puedes ofrecerle:
- Carnes magras, pescados y huevos: como el pollo, el pavo, la merluza, lubina y similares.
- Lácteos: queso, yogur, leche entera, etcétera.
- Aceites: preferentemente de oliva.
- Fruta: pera, manzana, plátano, piña, sandía, melón, tomate.
- Verduras: acelgas, calabaza, judías, lechuga, carlota, brócoli, pimientos.
- Granos, legumbres y cereales: frijoles, garbanzos, guisantes, pasta, arroz, etcétera.
Otras premisas alimentarias para la etapa entre los 12 y 24 meses
Otras cuestiones que debes tener en cuenta respecto de la alimentación de tu pequeño son, por ejemplo, que los niños tienen la necesidad de comer con mucha frecuencia, algo que tendrás que regular ofreciéndole siempre alimentos saludables en lugar de snacks, galletas o similares que, además, interferirán en su posterior apetito.
Tampoco resulta conveniente utilizar el biberón para nada más que no sea la leche, sobre todo si se trata de bebidas azucaradas. Hacerlo incrementará el riesgo de que se formen caries y podría dificultar su abandono y el del chupete llegado el momento. Respecto a los alimentos que no le gusten, no le fuerces, deja que vaya probando a su ritmo.
Asimismo, llegado el año, es el momento de incorporar al pequeño a la mesa. Aquí será importantísimo crear un entorno familiar agradable, evitar el uso de dispositivos de cualquier tipo (incluida la televisión) para distraerle, etcétera. La idea es favorecer la conversación y establecer una relación sana con la comida. Recuerda siempre cepillarle los dientes tras las ingestas, los dientes de leche son igualmente importantes, y no olvides visitar al dentista cuando sea necesario.
Actualmente no hay ningún comentario sobre este tema.
¡Sé el primero en hacerlo!