Cada año se multiplica la publicidad de las dietas que prometen perder peso de forma rápida y eficaz sin apenas esfuerzo. Aparentemente, son dietas inofensivas y sencillas de seguir. Algunas de ellas se hacen enormemente populares entre el público femenino, sobre todo de cara al verano, en el que todos queremos perder algo de peso para encontrarnos mejor en traje de baño.
Sin embargo, la mayorÃa de estas dietas carecen de aval cientÃfico y no aclaran las consecuencias que pueden acarrear para la salud, como la falta de nutrientes esenciales o la probabilidad de sufrir el fenómeno conocido como efecto yo-yo o efecto rebote, y que consiste en que al abandonar el régimen se engorda todavÃa más kilos de los que se han conseguido perder.
Los efectos nocivos de las dietas de última hora
Practicar una dieta de última hora puede conllevar repercusiones tanto fÃsicas como psicológicas e, incluso, desencadenar algún tipo de trastorno alimentario. El motivo es que las dietas de adelgazamiento que prometen una rápida pérdida de peso sin apenas esfuerzo suelen conllevar un desequilibrio en nutrientes. La restricción severa de la energÃa ingerida ocasiona serias desventajas para la salud, como la pérdida de masa muscular y el aumento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Este tipo de dietas se pueden clasificar esencialmente en cuatro tipos: dietas ricas en proteÃnas, dietas ricas en hidratos de carbono, dietas ricas en grasa y dietas disociadas.
Además, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, un problema añadido de estas dietas milagro es que producen un indeseado efecto rebote. Es decir, favorecen la rápida recuperación del peso perdido o incluso de uno aún mayor.
La mejor manera de perder peso
Una buena dieta no sólo es aquella que nos permite mantener un peso correcto, sino la que también cuida de la salud de nuestro organismo y de nuestro bienestar. Para lograr una pérdida de peso que pueda mantenerse a largo plazo, los especialistas recomiendan huir de los métodos «milagrosos» y rápidos. Lo mejor, en cambio, es crear unos buenos hábitos alimentarios y hacer ejercicio de forma regular.
Se trata de «aprender a comer», más que de castigarnos con severas restricciones alimentarias. En este sentido, una dieta equilibrada es aquella que respeta las diferentes necesidades nutricionales que tiene nuestro cuerpo y se adapta a las calorÃas que necesita la persona en función de su estatura, edad, sexo, complexión fÃsica y estilo de vida.
Un menú que atiende a los consejos para seguir una dieta equilibrada es aquel que incluye 4 raciones de carne y 4 raciones de pescado a la semana, 4 raciones de fruta y verdura al dÃa, 2 ó 3 raciones de legumbre a la semana, emplea lácteos desnatados y evita los dulces, los alimentos precocinados o fritos y la bollerÃa industrial.
Los buenos hábitos alimentarios incluyen variedad de alimentos en cantidades apropiadas. Una buena manera de tenerlo siempre presente es atender a la llamada pirámide nutricional, que nos ayudará a saber qué cantidades diarias deberÃamos consumir cada dÃa.
Los especialistas coinciden en que para evitar el picoteo y los atracones de comida lo mejor es no pasar hambre. Para ello, lo mejor es hacer 5 comidas al dÃa con pequeñas porciones en cada una de ellas. Asimismo, la cena deberÃa ser la comida menos abundante de todo el dÃa puesto que no realizaremos un gasto energético considerable antes de acostarnos.
Por último, la manera en la que cocinamos la comida también importa. Podemos reducir considerablemente nuestra ingesta de grasas si cocinamos al vapor, hervimos, asamos o cocemos los alimentos en lugar de freÃrlos; si evitamos las salsas y usamos más el horno y la plancha en lugar de rebozar o guisar los alimentos.
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