Pueden ser totalmente naturales o estar modificados, siendo estos últimos los más comunes. El objetivo es que las personas que los consuman tengan una vida más saludable y tengan un riesgo menor de padecer enfermedades. Te mostramos algunas características de este tipo de productos.
Características de los alimentos funcionales
Los alimentos funcionales suelen estar modificados de algún modo. El objetivo es que al consumirlos se aporte al organismo algún tipo de beneficio. Por eso, en muchos de estos productos, se elimina lo perjudicial y se incrementa lo beneficioso.
En algunos casos, lo que se hace es quitar algún componente. Algunas personas tienen intolerancias o enfermedades relacionadas con la alimentación, por eso se eliminan las sustancias que les resultan perjudiciales, como lactosa, el gluten, las grasas… También se pueden eliminar más sustancias hasta aislar la única de la que se quiere obtener el beneficio, como algunos aceites esenciales, por ejemplo el Omega 3.
Otros alimentos pueden ser enriquecidos con sustancias como vitaminas o proteínas. En estos casos, se busca suplir deficiencias alimentarias y alcanzar las cantidades diarias recomendadas para una dieta equilibrada. Puede que incluso se utilicen componentes que no tengan de manera natural esos alimentos en concreto, concentrando en un solo producto las cantidades diarias que solo se pueden obtener ingiriendo dos o más tipos de alimentos distintos.
Las propiedades de estos alimentos no siempre son nutritivas, en algunos casos, carecen de valor nutricional. Por ejemplo, las fibras. Estas son muy buenas para regular la actividad intestinal, aunque el organismo no extrae apenas valor nutricional de ellas. Lo mismo ocurre con algunas bacterias que mejoran el tracto, no nutren, pero son necesarias par el buen funcionamiento del organismo.
Casos en los que son recomendables
En algunos casos, es recomendable recurrir a los alimentos funcionales para suplir algunas carencias. Te mostramos algunos casos en los que es recomendable ingerirlos:
- Embarazo. Durante el embarazo, es bueno tener suficientes nutrientes para que el bebé se desarrolle correctamente. El ácido fólico o ciertas vitaminas son muy importantes en esta etapa.
- Alergias e intolerancias. Las alergias al gluten o a la lactosa, por ejemplo, requieren el uso de alimentos funcionales.
- Problemas intestinales. La fibra es fundamental para el correcto funcionamiento del intestino. Los alimentos con aportes extra de este componente son necesarios, sobre todo en caso de sufrir estreñimiento.
- Falta de energía. Algunos alimentos están enriquecidos con magnesio, fósforo, vitaminas, etcétera. Si hay este tipo de carencias, los alimentos funcionales serán básicos para reponer la energía.
- Como antioxidante. Los antioxidantes son necesarios para frenar el envejecimiento celular. Los médicos y nutricionistas tal vez aconsejen a personas mayores o con algunas enfermedades que los tomen.
Precauciones al tomar alimentos funcionales
Los alimentos funcionales requieren ser controlados. Si son consumidos en demasía por aquellos que no lo necesitan, recibirán un exceso de nutrientes. También puede ocurrir lo contrario, que aquellos que sí los necesiten y estén tomando alimentos en los que se han eliminado lleguen a tener déficit.
Además, hay que tener en cuenta que éstos no sustituyen a una dieta equilibrada. Pueden formar parte de esta, pero siempre como una ayuda extra o complemento. La mayoría de los nutrientes y componentes necesarios para el buen funcionamiento del organismo se encuentran en los alimentos naturales.
Por eso, toma alimentos funcionales con moderación. Realiza análisis periódicos para ver si necesitas recurrir a ellos, e intenta que sea un especialista en nutrición o un médico el que te los recomiende.
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