Por otro lado, hay muchas personas a las que no les gusta correr. Para todos ellos, tenemos una solución para que puedan practicar una actividad cardiovascular al aire libre: el Power Walking.
¿En qué consiste el Power Walking?
El Power Walking es una actividad que consiste en caminar de forma enérgica y a un ritmo muy vivo, de aproximadamente 7 kilómetros por hora, si puede ser siguiendo el ritmo de la música, durante un período de tiempo superior a los 45 minutos. En este artículo puedes encontrar una sesión musical especialmente diseñada para practicar Power Walking: solo tienes que descargarla en tu teléfono, ponerte los cascos y las zapatillas y salir a caminar.
Los beneficios del Power Walking
El Power Walking es una actividad adecuada para todo tipo de personas, de cualquier edad y de toda condición física. Si somos principiantes podemos comenzar caminando menos tiempo e ir aumentando nuestra caminata de forma progresiva a la vez que vamos mejorando nuestro fondo. También es una actividad muy adecuada para que la realicen los deportistas en sus días de descanso activo: si eres de los que no puede pasar ni un día sin ejercitarse, el Power Walking es una buena manera de reducir la intensidad y propiciar la recuperación activa.
Las articulaciones no se ven tan comprometidas como con la carrera, ya que el Power Walking es una actividad de bajo impacto. Además, mientras caminamos mejoraremos nuestro sistema respiratorio y cardiovascular, fortaleceremos nuestro tren inferior (piernas y glúteos) y nuestra zona media (faja lumbar y musculatura profunda y superficial del abdomen) y mejoraremos nuestra circulación.
Algunos consejos para comenzar en el Power Walking
Lo más importante a la hora de practicar Power Walking es que seamos conscientes de nuestra postura corporal, y esto podemos hacerlo recordando tres reglas muy simples:
- Hombros atrás y abajo
- Cabeza al frente
- Pecho erguido
De esta manera nos aseguraremos de llevar una buena postura que minimizará el dolor de espalda que muchos runners sufren cuando salen a correr.
No debemos olvidar tampoco coordinar el movimiento de nuestras piernas con el de nuestros brazos, que nos ayudarán a impulsarnos en los momentos de mayor velocidad de la caminata. Debe ser un movimiento natural, no forzado, en el que los brazos se balancean a ambos lados del cuerpo mientras mantenemos los codos ligeramente doblados.
Si queremos aumentar la intensidad del ejercicio podemos elegir un recorrido con cuestas, o ir aumentando la velocidad de la caminata de forma progresiva. De esta manera podemos pasar de un entrenamiento suave a otro un poco más intenso, y podemos ir mejorando nuestra condición física.
Francisco Carreño Hernandez