Un buen calentamiento, de unos cinco a diez minutos de duración, nos ayudará a prevenir posibles lesiones o patologías que podamos sufrir durante el entrenamiento. ¿Sabes cómo hacerlo de forma correcta?
¿Para qué sirve el calentamiento?
El calentamiento es siempre el paso previo al entrenamiento que vayamos a realizar, sea este cual sea. Nos sirve para «avisar» a nuestro cuerpo de que vamos a someterle a un esfuerzo, ya sea aeróbico (entrenamiento de carrera, en bicicleta) o anaeróbico (entrenamiento con pesas o ejercicios de calistenia con nuestro propio peso corporal). De este modo, el cuerpo se pone sobre aviso y está preparado para la situación de estrés a la que se va a ver sometido.
Además, en el caso de que la actividad que vayamos a realizar sea aeróbica, el calentamiento nos sirve para ir subiendo nuestras pulsaciones de manera gradual. No podemos pasar de estar completamente parados a realizar un sprint: elevar las pulsaciones lentamente hará que nuestro entrenamiento sea más seguro y nuestro esfuerzo más eficaz. El calentamiento también contribuye a que nuestro organismo suba la temperatura poco a poco: para un mejor rendimiento no nos interesan los cambios bruscos en este sentido.
Si vamos a realizar un entrenamiento anaeróbico en el que las pulsaciones no tienen tanta relevancia, no podemos olvidar preparar nuestro organismo movilizando las articulaciones que se van a ver implicadas en el entrenamiento. Desde rotaciones de tobillos, cadera y hombros hasta movilización del cuello: todo nuestro cuerpo debe pasar por ese «despertar» para rendir lo mejor posible. Además, de esta manera conservamos un buen rango de movimiento de las articulaciones o ROM, de modo que podemos realizar movimientos completos.
¿Estiramos antes de entrenar?
Muchas son las personas que optan por estirar antes de entrenar; sin embargo, estos estiramientos pueden no ser el tipo de calentamiento más adecuado. Si realizamos estiramientos previos a nuestra sesión de entrenamiento debemos realizarlos de dos maneras: estos pueden ser dinámicos (movimientos amplios y en movimiento) o bien debemos realizarlos cuando nuestro cuerpo ya ha entrado en calor (después de haber subido las pulsaciones con una pequeña caminata de cinco minutos, por ejemplo).
Estirar en frío no es una buena manera de despertar a nuestro organismo: el estiramiento estático relaja la musculatura en lugar de prepararla para un esfuerzo mayor, además de que influye negativamente en nuestra fuerza y potencia, y no disminuye significativamente el riesgo de lesión.
El mejor momento para estirar, sin duda, es al final de nuestro entrenamiento: reserva de cinco a diez minutos para estirar todas tus cadenas musculares y propiciar una mejor recuperación.
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