Después de dar a luz, casi siempre con la mejor intención, las madres recientes reciben todo tipo de consejos acerca de lo que pueden o no hacer, tanto con su bebé como con ellas mismas para recuperarse del parto. Algunos de los más habituales no tienen fundamento científico o están basados en creencias obsoletas.
Después de una cesárea se retrasa la lactancia
Esta recomendación ha quedado obsoleta. Hace años se hacía ante la duda de que los medicamentos empleados en la anestesia pudieran afectar al bebé a la hora de mamar. No obstante, la mayoría de las cesáreas se practican con anestesia epidural o raquianestesia. Estos procedimientos emplean fármacos que actúan solo a nivel local y, además, son seguros tanto para el bebé como para la madre.
Incluso en los pocos casos en los que se requiere anestesia general para llevar a cabo una cesárea, se ha comprobado que la cantidad de medicación que posteriormente se excreta en la leche materna es muy pequeña e insuficiente para dañar al pequeño.
Tampoco es cierto que la realización de una cesárea per se retrase la subida de la leche.
Actualmente, y dada la enorme lista de beneficios de la lactancia materna, la realización de una cesárea no es impedimento para tratar de implantarla desde el inicio del posparto.
Sin relaciones sexuales hasta después de la cuarentena
Aunque el útero y la zona genital tardan entre seis y ocho semanas en recuperar su tamaño y dejar de sangrar, lo cierto es que el plazo para retomar las relaciones íntimas puede ser mayor o menor en función del estado físico de la madre y de los deseos de ambos miembros de la pareja.
Es frecuente que, independientemente de que la recuperación física vaya bien, cualquiera de los integrantes de la pareja albergue dudas o tenga temores acerca de cuándo es el mejor momento, de si dolerá, de si puede producirse un nuevo embarazo demasiado pronto…
Estas cuestiones son completamente normales; los expertos recomiendan, no obstante, retomar las relaciones una vez cumplida la cuarentena para disminuir el riesgo de infección del útero (endometritis), ya que durante este tiempo se produce la regeneración o cicatrización del tejido que conforma la cavidad uterina, expresión de la cual son los loquios que se producen durante los 40 días postparto.
Nada de ejercicio hasta meses después
Uno de los grandes errores que aún persisten en torno al posparto es el de desaconsejar sistemáticamente el ejercicio físico después de dar a luz. Según los especialistas, esta recomendación debe variar en función de cómo haya sido el parto de cada mujer, cuál era su estado de forma anterior y de si después de tener el bebé ha experimentado alguna complicación.
También es cierto que en las primeras semanas algunas actividades pueden resultar demasiado intensas o perjudiciales para el suelo pélvico, en cuyo caso hay que adaptar el ejercicio a esta circunstancia, pero no dejar de hacerlo, máxime si antes de dar a luz la mujer practicaba deporte de manera más o menos habitual.
Lo cierto es que el ejercicio físico contribuye a que la recuperación después del parto sea más rápida y mejor para la madre. Además, mejora el estado de ánimo y contribuye a mejorar la autoestima y la salud general en un momento tan delicado.
Faja ¿sí o no?
Muchas mujeres se plantean usar fajas posparto para acelerar la recuperación de la silueta. Sin embargo, los especialistas sostienen que estas prendas no deben ser utilizadas inmediatamente después del parto para no entorpecer el trabajo de la musculatura abdominal.
Las matronas y obstetras son más partidarios de recuperar el tono muscular y el suelo pélvico con Pilates, ejercicios de Kegel y gimnasia hipopresiva.
Por su parte, estos especialistas también avisan de que las fajas con forma de braga o pantalón obstaculizan la transpiración y, por lo tanto, pueden perjudicar la cicatrización después de una episiotomía o una cesárea.
No obstante, algunas madres prefieren llevar alguna prenda de sujeción para aliviar la sensación de descolgamiento que sienten en la tripa después de dar a luz o para mitigar molestias lumbares. En esos casos, lo mejor es usar una faja tubular en ocasiones puntuales (que en realidad es una banda reforzada que se ajusta con velcro).
Dar a luz, sobre todo por primera vez, es una montaña rusa de sensaciones y cambios físicos y emocionales y es normal sentir miedos y dudas. Por este motivo, lo mejor es resolverlas recurriendo a especialistas (matronas, pediatras, ginecólogos…) para que recomienden lo que es mejor para la mamá y para el bebé.
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