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Si tu hijo tarda en aprender a hablar, no tiene por qué sufrir un trastorno del habla

La mayoría de los niños pequeños son capaces de expresarse con frases cortas o conjuntos de palabras alrededor de los 2 años. Sin embargo, algunos tardan más que otros en arrancar a hablar.

Cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo que debemos respetar, pero si un niño no alcanza los hitos del desarrollo en el momento esperado, es normal que sus padres comiencen a preocuparse. Te contamos qué señales advierten de un trastorno en el habla, cuáles pueden ser las causas y qué tratamientos existen.

Qué es un trastorno del habla

Un trastorno del habla es una afección que causa problemas a la persona que lo padece para crear o formar los sonidos del habla necesarios para desarrollar correctamente el lenguaje oral y comunicarse con otros. Los trastornos más comunes del habla son articulatorios, fonológicos, de falta de fluidez o trastornos de la voz. Son diferentes de los trastornos del lenguaje en los niños.

Los trastornos del habla y los del lenguaje se consideran dos categorías distintas de los denominados trastornos de la comunicación (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-V; APA).

Los del lenguaje se refieren a las dificultades para conseguir comunicar el significado o mensaje a otros (lenguaje expresivo) y/o para entender el mensaje de otros (lenguaje receptivo). Hasta 1 de cada 20 niños tiene síntomas de un trastorno del lenguaje. Los niños con trastornos pueden a veces producir sonidos y su discurso se puede entender.

Causas

Definir la causa exacta de que un niño tenga un problema con las habilidades lingüísticas puede resultar difícil antes de los 3 años de edad. Ya que, hasta este momento, no se considera alarmante que un niño no hable tanto ni tan bien como los demás, o comience a hablar más tarde.

A partir de los 4 años, este tipo de dificultades pueden presentarse en niños con otros problemas del desarrollo, trastornos del espectro autista, pérdida de la audición y dificultades de aprendizaje. También pueden darse problemas en el habla por daño al sistema nervioso central, problemas o cambios en la estructura o forma de los músculos y huesos empleados para producir los sonidos del habla (como el paladar hendido o problemas en los dientes), daño a partes del cerebro o pérdida de la audición.

Los trastornos del habla son diferentes al retraso en el habla. Con este último, el niño desarrolla el habla y el lenguaje de la misma manera que otros niños, pero posteriormente y/o con mayor lentitud. En los trastornos del habla, en cambio, el habla y el lenguaje no se desarrollan normalmente. En los trastornos del habla, en cambio, el habla no se desarrollan normalmente.

Por otra parte, hay trastornos del habla relacionados con trastornos de la voz, que son causados por problemas cuando el aire pasa desde los pulmones, a través de las cuerdas vocales y luego a través de la garganta, la nariz, la boca y los labios. Un trastorno de la voz puede deberse a problemas del paladar, afecciones que dañan las cuerdas vocales, anomalías congénitas, neoplasias benignas (pólipos, nódulos, quistes, granulomas, papilomas o úlceras) o sordera.

Síntomas de un trastorno del habla

Se pueden diferenciar hasta tres niveles de gravedad, con distintos síntomas, cuyos límites dependen en gran medida de la edad del niño:

  • Retraso leve: el niño sustituye con frecuencia los sonidos que le resultan difíciles de pronunciar por otros que le son más fáciles (por ejemplo, «ela» en lugar de «abuela»). A estos cambios se les conoce como procesos fonológicos de simplificación. Su nivel semántico también es ligeramente más escaso. Su comprensión y su desarrollo morfosintáctico, sin embargo, son perfectamente normales y, a nivel pragmático, no se advierten distorsiones ni dificultades especiales.
  • Retraso moderado: los procesos fonológicos de simplificación son más evidentes y numerosos, el niño acusa una evidente pobreza de vocabulario a nivel semántico y la comprensión se limita al entorno más cercano y familiar del niño. A nivel morfosintáctico (por ejemplo: género y número) también se aprecia un mayor déficit. No obstante, donde más se nota el retraso es en la distorsión de artículos, en el uso de escasas preposiciones y en la dificultad para elaborar frases simples. El niño tiende a expresarse con gestos y muestra poca iniciativa y participación en las conversaciones sociales.
  • Retraso grave: los patrones fonológicos de estos niños se ven reducidos a un repertorio mínimo de consonantes (/m/, /p/, /t/, /n/), de vocales (/i/, /u/, /a/) y de estructuras de palabra CV (Consonante+Vocal, por ejemplo /ma/) y CVCV (por ejemplo /mama/). Utiliza palabras que funcionan como palabras (holofrases) y habla telegráficamente (zapato-nene). La comprensión, por tanto, es difícil si no es con la ayuda de un contexto.

Problemas al hablar

Tipos de trastornos

Existen diferentes tipos de trastornos relacionados con el lenguaje:

  1. Disfasia: supone la presencia de una discapacidad en la comprensión y expresión del lenguaje en niños con un nivel de inteligencia propio de su nivel de desarrollo. Puede ser evolutiva o adquirida. En cualquiera de los casos, el niño puede tener problemas en el lenguaje expresivo o en el receptivo y presentar un vocabulario reducido.
  2. Trastorno fonológico o dislalia: se producen diferentes errores en la articulación de las palabras, siendo la más frecuente la sustitución, distorsión, omisión o inserción de sonidos.
  3. Disfemia: tartamudez o trastorno de la fluidez de inicio en la infancia. Se trata de un trastorno centrado en la ejecución del habla, concretamente en su fluidez y ritmo. Durante la emisión del habla, la persona que la padece sufre uno o varios espasmos o bloqueos que interrumpen el ritmo normal de la comunicación. La disfemia suele causar vergüenza y ansiedad, dificulta la comunicación y la adaptación social. Este problema solo aparece cuando se habla con alguien, pero el niño afectado puede hablar con normalidad en completa soledad, y no se debe a lesiones cerebrales o perceptivas.
  4. Disartria: se manifiesta como la dificultad para articular palabras debido a un problema neurológico que provoca que la boca y los músculos que emiten el habla no presenten el debido tono muscular y, por tanto, no respondan correctamente. Es uno de los tipos de trastornos del habla más conocidos.
  5. Trastorno de la comunicación social: quienes padecen este trastorno tienen problemas para adecuar la comunicación al contexto en el que se encuentran, así como para entender el significado metafórico o implícito de lo que se les dice, captar los gestos o respetar los turnos de palabra.
  6. Disglosia: es un trastorno que causa una severa dificultad en la articulación de los sonidos que configuran el habla debido a la presencia de alteraciones en los propios órganos bucofonatorios, como malformaciones congénitas.
  7. Taquifemia o farfulleo: se caracteriza por un habla exageradamente rápida, perdiéndose palabras por el camino y cometiendo errores.
  8. Afasias: es uno de los trastornos más conocidos. Consiste en la pérdida o alteración del lenguaje en sujetos adultos (en niños estaríamos ante las anteriormente mencionadas disfasias) debida a la presencia de una alteración o lesión cerebral.

Cómo se diagnostica

Las primeras personas que pueden sospechar que un niño puede tener un trastorno del habla o del lenguaje suelen ser aquellas que tienen mayor relación con él, normalmente sus padres o profesores de preescolar o de escuela primaria.

En el diagnóstico pueden participar varios profesionales del habla y del lenguaje, incluyendo un fonoaudiólogo o patólogo del habla-lenguaje, es decir, un profesional de la salud capacitado para evaluar y tratar a niños con problemas del habla o del lenguaje.

Las habilidades en el lenguaje se miden usando herramientas de evaluación que determinan la capacidad del niño de construir frases y mantener las palabras en el orden correcto, el número de palabras en su vocabulario y la calidad de su lenguaje hablado.

También hay una cantidad de pruebas específicamente diseñadas para diagnosticar estos casos. Algunas de las pruebas usan interacciones entre el niño y títeres u otros juguetes. De esta manera, los especialistas pueden evaluar su situación.

Dificultades en el habla

Estas pruebas se pueden utilizar con los niños de 3 a 8 años de edad y son especialmente útiles para identificar los trastornos cuando los pacientes entran en la edad escolar.

Tratamientos y soluciones

El tratamiento suele enfocarse tanto al niño como a sus padres, ya que suele ser preciso modificar ciertas actitudes (de sobreprotección o de poca estimulación) y enseñar técnicas que ayuden a estimular el lenguaje en su hijo.

En cualquier caso, se aconseja iniciar la reeducación lo antes posible, ya que está demostrado que si existe retraso temprano, se mostrará retraso del lenguaje posteriormente, junto con dificultades de socialización.

También se debe tener en cuenta que los niños con retraso del lenguaje tienen más posibilidades de presentar dificultades en el aprendizaje de la lectura y la escritura, por lo que podría considerarse también necesario trabajar estas áreas de aprendizaje.

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