Es muy común ver en las estanterías de los supermercados o los estantes de las farmacias multitud de dentífricos o productos para la higiene bucodental en los que se publicita que contienen flúor. Muchas veces se compran por el reclamo de marketing, pero sin saber muy bien qué es el flúor, en qué beneficia exactamente a nuestra boca o cómo actúa. Veamos de qué se trata.
Qué es el flúor
Los fluoruros -compuestos orgánicos e inorgánicos que poseen flúor- son elementos naturales presentes en la corteza terrestre y muy extendidos en toda la naturaleza. También están en ciertos alimentos -salmón, sardina, bacalao, marisco, pollo, naranjas, cebollas, espinacas, patatas y cereales integrales, entre otros-, en algunas aguas e, incluso, se han incluido en determinadas leches.
Para qué sirve el flúor
El flúor actúa contra la caries al concentrarse en los dientes en desarrollo de los niños y fortalecer el esmalte de los dientes de los bebés. Y lo hace trabajando en el proceso de remineralización (adición de minerales, como el calcio), que ayuda a reparar una caries temprana antes de que se produzca una cavidad en el diente.
La buena fama del flúor surge porque numerosas investigaciones revelaron hace años que las personas que consumían agua fluorada de manera natural tenían dos tercios menos de riesgo de caries que quienes vivían en áreas con agua sin flúor. Posteriormente, sucesivos análisis han confirmado que añadir flúor a los depósitos de agua reduce la cantidad de caries registradas en la comunidad.
Y si nunca habías oído hablar del agua fluorada, no temas: su consumo es una forma segura y eficaz de prevenir las caries, según el Consejo General de Dentistas. Los dentistas españoles explican que está «científicamente demostrado» que la fluoración del agua en las cantidades adecuadas es un método «totalmente seguro», previene la aparición de las caries al fortalecer los dientes y ayuda a reparar las lesiones producidas por las caries en sus etapas iniciales.
Incluso, la Asociación Dental Americana (ADA, por sus siglas en inglés), subraya que resulta seguro usar agua fluorada a la hora de realizar hacer la mezcla con la leche de fórmula para bebés. Tan sólo señala la posibilidad de una fluorosis leve -manchas blancas poco visibles en los dientes-, un riesgo que disminuye en la aparición de los dientes definitivos.
Como hay ciudades que no tienen agua fluorada, hay que cerciorarse de si donde nosotros vivimos el agua potable contiene flúor. Si no es así, entonces el dentista debe aconsejarnos cómo conseguir ese mineral para alcanzar los niveles necesarios para proteger los dientes de los más pequeños de la casa.
Entre los productos que se pueden dar a los niños para aportarles flúor están los dentífricos.Según datos de la Sociedad Española de Ondontopediatría, los niveles de fluoruros en los productos de higiene bucodental oscilan entre 1.000 a 1.5oo partes por millón (ppm), con algunas pastas de dientes infantiles que poseen tasas más bajas. En cuanto a los enjuagues bucodentales para uso diario, las concentraciones suelen ser de entre 230 y 500 ppm, mientras que los colutorios de uso semanal o quincenal suben hasta tasas de 900 ppm.
Cuándo y cómo aplicar flúor a nuestros hijos
El flúor es importante en los niños para contrarrestar la acción de las bacterias de la boca que, en combinación con los azúcares, lleva a la producción de ácido, el cual daña el esmalte de los dientes y las piezas dentales.
A rasgos generales, el Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial (NIDCR, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos recomienda a los padres que protejan los dientes de sus hijos con flúor porque previene la formación de caries y evita que las caries que están empezando progresen. Más en concreto, la Oficina de Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud (ODPHP, por sus siglas en inglés) estadounidense recomienda el uso de una pasta dental que contenga flúor.
Pero, ¿cuánta cuánta pasta con flúor hay que dar a los pequeños para alcanzar los niveles óptimos de flúor, sin pasarse? La Academia Americana de Pediatría y el Consejo General de Dentistas de España aconsejan aplicar una cantidad de pasta dental fluorada del tamaño de un grano de arroz desde la salida del primer diente de leche hasta los 2-3 años, cepillándolo suavemente con un cepillo para bebés. Posteriormente, la cantidad puede ser superior, del tamaño de un guisante.
Los especialistas también apuntan a la posibilidad de aplicar un barniz de flúor periódicamente desde que sale el primer diente hasta los 5 años de edad. El procedimiento consiste en que el odontólogo extiende una especie de geles o espumas de flúor en los dientes de los niños, un tratamiento que suele durar entre 1 y 4 minutos. Hasta después de media hora desde que se realizó esta terapia preventiva, el pequeño no puede ingerir nada, ni siquiera agua.
Y en casos de alto riesgo de caries o cuando los niños viven en áreas donde el agua no tiene flúor, el dentista puede recetarles, por ejemplo, tabletas de flúor. En estos niños también será importante que su dieta tenga suficiente calcio y vitamina D, puesto que ambos ayudan a mantener los dientes fuertes y saludables.
Fotos | iStock / Nikolayk / Halfpoint /CASEZY
Actualmente no hay ningún comentario sobre este tema.
¡Sé el primero en hacerlo!