La miringotomía y colocación de drenajes timpánicos es una intervención que se realiza para insertar tubos de drenaje en los oídos de los niños que padecen otitis media aguda de repetición o acumulación de moco en el oído medio debido a un mal funcionamiento de la trompa de Eustaquio.
Esta operación tiene como objetivo restaurar el funcionamiento normal del oído mediante el drenaje del líquido acumulado y la aireación de los espacios del oído medio. Los tubos de timpanostomía o de ventilación reducen, en gran medida, la aparición de nuevas infecciones en el oído.
¿En qué consiste la operación?
La cirugía de colocación de tubos de ventilación en los oídos es una intervención sencilla y bastante habitual. Debido a que la mayoría de los niños aquejados por otitis sufren infecciones en ambos oídos, esta cirugía suele realizarse en los dos oídos y por eso el procedimiento se llama “bilateral”. Por lo general, la intervención dura de 10 a 15 minutos y durante la misma se siguen los siguientes pasos:
- Al niño se le aplica una cantidad mínima de anestesia total, por lo que ha de llevarse a cabo en un hospital para que un anestesista controle al niño. De esta manera, el pequeño no experimenta ninguna molestia durante el procedimiento.
- El cirujano hace una pequeña punción en el tímpano por la cual el doctor aspira el moco del oído medio. Como el cirujano puede llegar hasta el tímpano a través del canal auditivo, no quedan marcas ni suturas visibles.
- Por último, el cirujano inserta un tubito diminuto de plástico o metal con forma de diábolo (drenaje timpánico) en el orificio del tímpano que permitirá durante un tiempo la entrada de aire en el oído medio. Esto equilibra la presión dentro del oído y hace que el líquido pueda drenarse hacia fuera. Los tubos no son visibles ya que su tamaño es menor al de un grano de arroz.
- Después de la intervención, el niño despertará en la sala de recuperación en compañía de sus padres.
El tiempo total de permanencia en el hospital suele ser de unas pocas horas y la mayoría de los niños puede irse a la casa el mismo día del procedimiento. El tubito se cae solo en unos meses (entre seis y 18 meses, o más, según el tipo de tubo que se utilice).
En qué casos está recomendada
La miringotomía y colocación de tubos de ventilación es un procedimiento bastante habitual, aunque no es la primera alternativa de tratamiento para la otitis media. Para tratar infecciones de oído de origen bacteriano, los antibióticos son la primera opción.
Sin embargo, el especialista puede decidir realizar la cirugía en varias circunstancias:
- Si se padecen un número importante de otitis agudas (más de 4 en 6 meses o 6 en un año).
- Si el depósito de moco permanece más de tres meses.
- Si aparecen alteraciones anatómicas en la membrana timpánica.
- Si el paciente presenta una pérdida de audición de intensidad moderada (susceptible de provocar un retraso en el habla).
Las infecciones de oído de origen viral no pueden ser tratadas con antibióticos. Estas infecciones remiten por sí solas con el paso del tiempo.
Cuidado en casa después del procedimiento
Es posible que el otorrinolaringólogo prescriba al pequeño paciente gotas óticas antibióticas y analgésicos para calmar las molestias durante los primeros días tras la operación de oídos. Sin embargo, la mayoría de los niños se siente bien tras la intervención y puede retomar sus actividades habituales, como jugar en el parque o ir a la guardería, el día después del procedimiento.
El mismo día que el niño deja el hospital o al día siguiente, debemos solicitar una visita de control a la clínica de otorrinolaringología. Esta visita será por lo general de 2 a 4 meses después de la colocación de los tubos. Luego de esta visita de control, su niño deberá ver al médico cada 6 meses hasta que los tubos se salgan.
Es posible que de los oídos del niño drenen líquido durante 3 ó 4 días después de la colocación de los tubos. Este líquido puede ser gris o marrón y puede oler mal. Es algo completamente normal. No debemos introducir nada en el oído del niño para intentar limpiarlo ya que colocar cualquier objeto (un hisopo de algodón, por ejemplo) podría causar una perforación en el tímpano. Para limpiar el oído del pequeño, podemos utilizar un paño húmedo y limpio para secar el líquido de la oreja en su parte más externa y superficial.
Para prevenir infecciones del oído, es importante evitar que el agua entre al oído del niño. La prohibición atañe tanto al agua jabonosa del baño, como al agua de mar o de la piscina. Para evitarlo, el otorrinolaringólogo recomendará el uso de tapones para proteger los oídos. En la actualidad, los más efectivos son los fabricados a medida en un centro audiológico. Podemos solicitar una lista de estos centros al personal de la clínica de otorrinolaringología.
En cualquier caso, se debe llamar al otorrinolaringólogo o al médico de cabecera del pequeño si del oído de su niño drena líquido durante más de cuatro días después de la operación, si el pequeño tiene fiebre superior a los 38,5°C o si al niño le empiezan a doler los oídos.
Evolución después de la cirugía
En la mayoría de los casos, los tubos se caerán solos a medida que son empujados por el tímpano que se va curando después de mantener los tubos en el oído durante varios meses. Es muy posible que no percibamos su desaparición, ya que son muy pequeños.
Sin embargo, en algunas ocasiones, será el otorrinolaringólogo quien deba quitar los tubos. Esto suele suceder si permanecen en el tímpano durante más de dos o tres años. En estos casos es muy posible que sea retirado por medio de una cirugía para evitar la formación de cicatrices, daño permanente en el tímpano o crecimiento de tejido alrededor del tubo. De cualquier forma, su médico estará pendiente de su evolución en las visitas periódicas que se establezcan.
Si observamos que el oído de su niño se infecta, debemos llamar a su médico de cabecera o a la clínica de otorrinolaringología. Si la audición de su niño empeora después de varios meses, podría deberse a que los tubos se han salido o bloqueado y el líquido se ha acumulado nuevamente. Si esto ocurre, es conveniente llamar al otorrinolaringólogo.
Los tubos de drenaje suelen poner fin a los problemas de infección de oído de los niños pequeños. Sin embargo, si bien los tubos auditivos son efectivos a la hora de reducir las infecciones crónicas en el oído, no siempre son una cura permanente para la otitis media. Algunos de los niños que necesitan tubos en un momento dado, pueden llegar a necesitarlos nuevamente.
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