El herpes labial, también conocido como calentura, es la manifestación externa de una infección por el virus Herpes simplex tipo 1. Esta infección suele contraerse en la infancia, es muy frecuente y sigue un patrón marcado por la primera infección, un periodo de latencia variable y episodios recurrentes más o menos frecuentes en los que el virus se reactiva y vuelve a causar las lesiones características.
Síntomas del herpes labial
La manifestación externa de la infección por el virus Herpes simplex tipo 1 son ampollas dispuestas en forma de racimo sobre una zona excesivamente enrojecida de la piel. Las ampollas están llenas de un líquido claro, casi transparente, que puede volverse más amarillento cuanto más próximas están a romperse.
Una vez que las ampollas se rompen, liberan el líquido y se forma una costra sobre la herida que queda. Esta herida suele curarse al cabo de los días y suele desaparecer por completo unas semanas después sin dejar cicatriz.
Las lesiones suelen localizarse alrededor de la boca o directamente sobre el labio. En ocasiones pueden extenderse a la nariz y a otras mucosas y, de hecho, algunos niños las desarrollan dentro de la boca, lo que hace que se confundan fácilmente con aftas.
Por regla general, las recidivas se dan en el mismo lugar en el que aparecieron las lesiones por primera vez y tienden a ser menos severas que cuando se contrajo inicialmente la infección.
Desencadenantes de las lesiones herpéticas
Después de que se ha producido la primera infección, el virus causante del herpes simple puede permanecer latente en el cuerpo durante meses o años sin causar ningún síntoma. Este puede reactivarse y volver a causar las lesiones características por diversos motivos:
- La menstruación.
- Ansiedad, fatiga o estrés ante una situación de especial tensión nerviosa.
- Episodio de fiebre.
- Frío ambiental.
- Exposición solar sin la debida protección.
- Haber pasado otras infecciones que hayan podido debilitar el sistema inmunológico.
Los pacientes seropositivos, los que están en tratamiento con quimioterapia o los que toman inmunosupresores son más propensos a desarrollar herpes labial por tener el sistema inmunológico más debilitado. Algo parecido ocurre con los pacientes con quemaduras graves o eccema.
Aquellas personas que sufren herpes labial con cierta recurrencia suelen reconocer un entumecimiento u hormigueo característico en la zona de la boca unos días antes de que aparezcan las primeras ampollas.
Tratamiento del herpes labial
Las lesiones causadas por el virus del herpes labial suelen remitir en una o dos semanas, aunque hay casos que pueden prolongarse otra semana o dos más. El tratamiento y los cuidados de estas ampollas consiste, básicamente en:
- Medicamentos antivirales específicos formulados en crema. Se venden tanto con receta como sin ella, pero deben estar indicados por un profesional sanitario.
- Aplicación de frío local para aliviar las molestias.
- No tocarse las lesiones para evitar la diseminación del virus, la infección de la zona afectada o dificultar la cicatrización.
Cómo evitar el contagio del herpes labial
El virus del herpes labial es extremadamente contagioso y pasa de una persona a otra por contacto directo. Las personas portadoras del virus pueden transmitirlo a otras incluso si en ese momento no tienen lesiones visibles.
De esta manera, los pacientes y su entorno deben observar una serie de precauciones para evitar la diseminación de la infección.
- No compartir cubiertos, vasos y demás menaje del hogar. Lavar concienzudamente todos los utensilios después de usarlos.
- No compartir toallas, albornoces y demás prendas de aseo diario.
- No besar a nadie mientras duren las lesiones.
- Lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de tocar la zona en la que se localizan las lesiones herpéticas o tras aplicar los fármacos para su tratamiento.
- Tener especial cuidado en no tocarse los ojos si las manos no están suficientemente limpias, ya que si el virus del herpes labial infecta los ojos pueden producirse lesiones muy severas.
Por regla general, el herpes labial se resuelve con estos cuidados sencillos en apenas dos semanas. Si transcurrido este tiempo las lesiones no mejoran o incluso se agravan es conveniente acudir al médico.
Asimismo, es conveniente consultar con un especialista si los episodios son muy recurrentes o cursan con lesiones muy graves. También si durante una infección en curso empezamos a sentir molestias en los ojos, ya que es posible que sin darnos cuenta nos los hayamos tocado sin habernos lavado las manos suficientemente.
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