Envejecimiento, Salud

Guía de cuidados después de la colocación de una prótesis de cadera

La movilidad de la articulación se inicia inmediatamente después de la cirugía para así fortalecer la musculatura y acelerar la recuperación.

Hasta hace unos años la implantación de una prótesis de cadera era una cirugía que se reservaba para casos extremos en los que el paciente llegaba al quirófano tras haber soportado años de dolores y una merma considerable de su calidad de vida. Hoy, sin embargo, es una intervención cada vez más habitual como consecuencia del envejecimiento de la población y la detección precoz de problemas articulares.

La recuperación suele ser rápida. No obstante, variará en función de las características de cada paciente: su edad, la calidad del hueso, las patologías preexistentes, el procedimiento quirúrgico utilizado y el tipo de prótesis.

La recuperación tras una operación de prótesis de cadera se inicia inmediatamente después de la cirugía durante la misma estancia hospitalaria. En ese periodo, se instará al paciente a mover la articulación poco a poco para no perder tono muscular y acelerar la recuperación. Lo habitual es que pasado un día pueda sentarse en la cama, que al día siguiente se ponga de pie para intentar caminar por la habitación y que, al otro, sea capaz de deambular por el pasillo del hospital con muletas o un andador.

Durante su permanencia en el hospital, el paciente podrá ser visitado por un fisioterapeuta que le explicará y planificará un programa de ejercicios personalizados para el fortalecimiento de la musculatura de la cadera y la consecuente reducción de los tiempos de recuperación, tabla de ejercicios que deberá iniciarse en el mismo hospital y continuar tras el alta.

Rehabilitación en casa tras la operación de prótesis de cadera

El tiempo de recuperación puede variar entre dos y cuatro meses para volver al trabajo con ciertas limitaciones y entre seis a doce meses para lograr una recuperación total de la cirugía. Durante el posoperatorio en casa es importante que el paciente siga una serie de instrucciones:

  • Lavar la herida quirúrgica y aplicar crema hidratante con un ligero masaje, dos veces al día.
  • Mantener la pierna elevada siempre que sea posible.
  • Sentarse en sillas altas con apoyabrazos o sofás rígidos.
  • Utilizar calzado cómodo y cerrado que sujete bien el pie.
  • El exceso de peso es negativo para la recuperación.
  • Mantener una dieta equilibrada, rica en hierro y fibra, y acompañada de abundantes líquidos.
  • Prestar especial atención a los elementos del hogar: retirar alfombras, cables o mobiliario que puedan provocar una caída y tener mucho cuidado con el suelo mojado.

En la cama, se debe dormir boca arriba con una almohada entre las piernas y no tumbarse de lado. Tampoco elevar la pierna operada sin doblar la rodilla. De estar sentado, hay que alternar la postura de la pierna en flexión y extensión, y no cruzar las piernas, evitando movimientos bruscos y rotaciones con la pierna operada.

En el baño, es aconsejable colocar un alza en el inodoro de unos 10-15 centímetros para evitar la flexión excesiva de la articulación. Siempre es mejor plato de ducha que bañera.

Guía de cuidados después de la colocación de una prótesis de cadera

Cómo se vuelve a andar después de la intervención

  • Utilizar las muletas o el andador e ir abandonando las ayudas técnicas, siempre bajo supervisión médica.
  • Los primeros días se debe caminar 3-4 veces unos 10 minutos, después hay que desarrollar una actividad mayor pero con muchos periodos de descanso.
  • Se pueden subir escaleras, pero no como ejercicio.

Otras recomendaciones son calzarse con un calzador de mango largo o usar medias de compresión (enteras). El paciente puede montar en coche a partir del segundo mes, en el lugar del copiloto. Para ello, debe reclinar el asiento y, una vez sentado, introducir con mucho cuidado las piernas en el interior del vehículo. No debe conducir hasta pasados tres meses.

¿Cuándo acudir al médico?

El paciente debe acudir al médico si detecta problemas como los siguientes en la zona de la operación:

  • Inflamación, enrojecimiento, sangrado o cualquier otra secreción que se produzca en el área de la herida quirúrgica.
  • Aumento exagerado del dolor en la zona de la incisión.
  • Sensación de entumecimiento y hormigueos en la pierna afectada.

Las intervenciones de cadera suelen dar buenos resultados, pero hay que tener paciencia. Es un proceso lento y complejo en el que, con constancia y dedicación, uno podrá ver los frutos de su esfuerzo. Sin olvidar, no obstante, que hasta pasado un año de la intervención no se suele recuperar por completo la movilidad y la fuerza muscular.