Sin embargo, solo dos de cada diez hogares de personas con alzhéimer disponen de accesos y zonas comunes completamente adaptadas a las necesidades que impone esta enfermedad. Tres de cada diez cuidadores afirma que estos espacios comunes no están adaptados o bien por motivos económicos (para el 20,45%) o bien por falta de conocimiento (para el 8,71%). Estas son algunas de las conclusiones que se extraen del Estudio Sanitas “Barreras físicas y alzhéimer”.
Estos datos cobran una importante dimensión si se considera que ocho de cada diez personas con alzhéimer vive en domicilios privados, especialmente en las fases iniciales de esta enfermedad. Según datos de este estudio de Sanitas, menos del 20% de estos hogares están completamente adaptados. Cuatro de cada diez está preparado tan solo en parte para el día a día, mientras que al 23% de los cuidadores les gustaría adecuar su hogar pero no dispone de recursos económicos suficientes.
Es fundamental que las personas que padecen alzhéimer que son cuidadas en sus hogares vivan en entornos lo mejor adaptados posibles. Se trata de ciertas directrices que hacen más fácil su cuidado pero que también mejoran su sintomatología.
Las principales barreras en la zonas comunes de las viviendas son las escaleras en los accesos (en el 42% de los casos) y los pasillos excesivamente estrechos para el paso de una silla de ruedas (en el 33,3%). Dentro de los propios domicilios, las principales barreras que encuentran los cuidadores son la ausencia de cama adaptada (para el 56,48%) y de una grúa para movilizar al enfermo (42,13%). Además, la existencia de bañera en vez de ducha es otra de las problemáticas con las que conviven las personas que cuidan a una persona que vive con alzhéimer.
Un entorno mal adaptado a las personas con alzhéimer puede afectar al desarrollo de su enfermedad
Un tercio de los cuidadores de enfermos de alzhéimer se encuentra alguna barrera al menos una vez al día, y un 43% lo hace cada vez que sale de casa. Esta realidad hace que su percepción sea que no existe conciencia social del problema; ocho de cada diez afirma que no detectan compromiso para convertir nuestras ciudades en entornos amigables con la demencia.
Esta falta de adaptación tiene consecuencias sobre los propios enfermos. La más común es la sensación de tristeza que estas producen. Además, estas barreras provocan un empeoramiento del humor de la persona afectada. En tercera posición, las consecuencias de estas barreras imposibilitan a los enfermos de alzhéimer acceder a ciertos lugares. Además, tan solo un tercio de estos cuidadores afirma tener la información necesaria para adaptar su hogar a las necesidades del enfermo.
Los enfermos de alzhéimer son muy sensibles a sus entornos. Una mala adaptación de los espacios en los que desarrollan su día a día puede tener consecuencias en su enfermedad, como tristeza, malestar o arranques de ira.
Cuatro de cada diez cuidadores afirman que las ayudas públicas son insuficientes
Según el informe “El cuidador en España. Contexto actual y perspectivas de futuro y propuestas de intervención”, elaborado por la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) y Fundación Sanitas, el cuidado de la persona con alzhéimer supone una media de más de 31.000 euros al año, un coste elevado si se compara con indicadores como el salario medio en nuestro país, que se sitúa en 24.000 euros anuales, o la pensión media, en los 1.011 euros mensuales.
Estos elevados costes del cuidado son la segunda barrera económica más destacada por el 42,8% de los cuidadores. El impedimento más importante para cuatro de cada diez cuidadores es la falta de ayuda por parte de las administraciones. Según datos del Estudio Sanitas “Barreras físicas y alzhéimer”, uno de cada cuatro hogares en los que viven enfermos de alzhéimer no está adaptado por temas económicos.
Actualmente no hay ningún comentario sobre este tema.
¡Sé el primero en hacerlo!