Es por ello, por lo que el Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Enfermedad de Alzheimer investiga terapias que aglutinan robótica y el tratamiento con perros para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Este proyecto busca la reacción ante los animales de los pacientes y una de sus novedades es la unión de un robot (un muñeco que simula una foca) y un perro, como una herramienta viva que aumenta el beneficio de estas terapias.
En qué consisten las terapias
Se pueden llevar a cabo las llamadas Actividades Asistidas por Animales, que consisten en la realización de actividades de beneficio motivacional, educacional o recreativo con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas con las que se realizan este tipo de actividades. Pero también se pueden llevar a cabo Terapias Asistidas con Animales, donde el objetivo es conseguir mejoras en el paciente en el plano físico, social, emocional o cognitivo.
Por otra parte, la roboterapia es una terapia donde no se utilizan medicamentos y que consiste en el uso de robots que simulan animales, dotados de inteligencia artificial y múltiples sensores que les permite comportarse e interactuar con los usuarios como si de un animal real se tratara.
Beneficios para el Alzheimer
El objetivo de estos tratamientos es, pues, mejorar la calidad de vida de las personas con Alzheimer, interviniendo en esos cuatro aspectos fundamentales. Los animales son, en muchos casos, una buena «medicina» para los pacientes, mejorando su estado de ánimo y su movilidad.
De esta forma, la terapia con perros que se utiliza en algunas clínicas geriátricas ayuda a los ancianos a no sentirse tan solos, a relacionarse y, por tanto, disminuir el riesgo de que sufran un cuadro depresivo, lo cual agravaría su problema de demencia.
Al tenerlo que pasear, les sirve para trabajar aspectos como la psicomotricidad, la memoria o el equilibrio. El solo hecho de que la persona mayor tenga que recordar el nombre del animal, el horario que tiene para comer o sacarlo de paseo, etc. ayuda a detener la pérdida de memoria que provoca esta enfermedad degenerativa.
En resumen, el tener un animal en casa, como un perro o un gato, ayuda a las personas con Alzheimer a mantener unas rutinas diarias, a estar más relajados y, por tanto, a dormir un poco mejor. Además, les obliga a realizar cierta actividad física y a relacionarse con su entorno social. Por último, pueden sentirse más queridas, pues las mascotas suelen ser compañeras fieles, por lo que se fomenta su autoestima.
Amparo Vecoña.