Solo en nuestro país se realizan alrededor de 250.000 operaciones de cataratas al año, un número nada despreciable si lo comparamos con otras intervenciones quirúrgicas del mundo de la oftalmología. Más del 46% de las personas mayores de 75 años padecen esta patología cuyas causas son multifactoriales, pero que se asocia frecuentemente al envejecimiento y a otras enfermedades como la diabetes mellitus.
¿Qué son las cataratas y por qué se producen?
Las cataratas son una patología que afecta a un gran porcentaje de la población, sobre todo de los adultos mayores, y que consisten en que el cristalino se va volviendo poco a poco más opaco y dificulta la visión y el enfoque. El cristalino es una parte de nuestro ojo que actúa como si se tratara de la lente de una cámara: la luz que recibimos del exterior pasa por el cristalino y es enfocada hasta la parte posterior del ojo. Nuestro cristalino tiene la capacidad de ir cambiando de forma en función de la luz que recibe, y esto nos permite enfocar los objetos, tanto los que se encuentran cerca de nosotros como los que se encuentran lejos.
Con el paso del tiempo, las proteínas que se encuentran en nuestro cristalino comienzan a descomponerse, y pasa de ser transparente a volverse poco a poco opaco, de modo que la luz no puede atravesarlo correctamente. Esto produce que aparezca una especie de neblina en nuestra visión y que nos sea más difícil enfocar los objetos.
La causa más común de la aparición de cataratas es la degeneración del cristalino debido a la edad, que se ve agravada por otros problemas ambientales como la exposición a los rayos ultravioleta (UV) del sol, o las toxinas. También otras enfermedades como la hipertensión o la diabetes mellitus, como hemos comentado, pueden acelerar el proceso de degeneración de estas proteínas que causan las cataratas. Los traumas severos en los ojos, el tabaquismo, el uso de algunos medicamentos como los corticoides y algunos factores genéticos también contribuyen a la aparición de cataratas.
¿Cómo vemos cuando sufrimos cataratas?
Las cataratas suponen una disminución de la definición de la visión, incluso en buenas condiciones ambientales y con la luz del día. Los síntomas más comunes de las cataratas son ver una especie de halo de luz alrededor de los objetos que los vuelve borrosos y poco definidos, la pérdida de intensidad de los colores y de los perfiles de los objetos y la sensibilidad a la luz y al resplandor.
Normalmente suele darse en ambos ojos, aunque es posible que uno lo sufra en mayor grado que el otro.
El tratamiento de las cataratas
El diagnóstico de las cataratas lo realiza el médico oftalmólogo después de algunos exámenes de nuestros ojos. Él es quien debe prescribir nuestro tratamiento, que suele pasar por el cambio de lentes, la mejora de las condiciones de luz o incluso la cirugía, que actualmente es el único método que existe para extirpar las cataratas. La cirugía suele prescribirse cuando las cataratas nos dificultan la realización de tareas cotidianas, como puede ser por ejemplo la conducción de vehículos, y puede realizarse en cualquier punto de desarrollo de la catarata, sin necesidad de esperar a un punto de madurez del cristalino.
Existen varios tipos de intervención quirúrgica en las cataratas:
- El uso de vibraciones ultrasónicas para emulsificar el cristalino: en esta intervención se emulsifica el cristalino, se aspira la parte superior de la catarata y se introduce en el ojo un lente plástico plegable.
- La extracción del cristalino de forma manual: se utiliza en el caso de que las cataratas sean muy duras.
- La incisión pequeña manual (SICS), en la que también se extrae el cristalino.
- La extracción intracapsular (se realiza en muy pocas ocasiones porque puede tener complicaciones).
- Un reciente estudio publicado en la revista Nature nos dice que expertos británicos han desarrollado un método en el que la aplicación de unas gotas podría sustituir a la cirugía, eliminando la visión borrosa. Si se comienza el tratamiento en un momento temprano es incluso posible que frene el desarrollo de las cataratas.
Cuidados tras la operación de cataratas
La intervención quirúrgica para extirpar las cataratas es sencilla y por lo general el paciente puede irse a casa el mismo día de la operación, sin ser necesario un ingreso hospitalario, y es recomendable que alguien le acompañe para facilitar la vuelta a casa, evitando realizar un esfuerzo corporal demasiado grande. El ojo operado se suele cubrir con un parche, algo que puede dificultar levemente la visión, por lo que hay que moverse con cuidado. Durante la noche pueden usarse unos protectores para evitar que el paciente se frote los ojos mientras está dormido.
Las lentes que se implantan en el cristalino durante la operación pueden ser monofocales o multifocales. En el caso de las lentes monofocales, estas corrigen la visión bien de lejos o bien de cerca, por lo que es habitual que sea necesario el uso de gafas para corregir la visión. En el caso de las lentes intraoculares multifocales se mejora la visión tanto de cerca como de lejos, aunque pueden provocar algunas pequeñas molestias en el paciente.
Mejora de la calidad de vida tras la intervención
Las aparición de cataratas no supone la pérdida de visión, sino que se vuelve más difícil reconocer los objetos a nuestro alrededor, de cerca o de lejos. Esto puede causar caídas inesperadas o dificultar nuestras actividades cotidianas, como el trabajo o la conducción. En el caso de los adultos mayores, la intervención quirúrgica para extirpar las cataratas puede permitirles seguir siendo autónomos en su día a día, sin necesidad de tener que depender de nadie más para moverse, y pueden seguir realizando las tareas cotidianas. Se trata de una operación muy sencilla que puede mejorar enormemente su calidad de vida.
Mirtha Nancy de la Cruz M.
Mirtha Nancy de la Cruz M.
Vinny