Los primeros ejemplos de la práctica de la ortodoncia eran muy rudimentarios, limitándose a usar los dedos para retirar dientes de leche que aún no se han caído, como señala Celso (25 a.C.-50 d.C.) en su obra medicina. La ortodoncia en el sentido moderno del término no llegaría hasta el siglo XIX gracias a la obra Tratamiento de las irregularidades dentaria, de Pierre Fauchard, y sobre todo el desarrollo de los aparatos metálicos, jalonados de tornillos y tuercas, para lograr movimientos en los dientes por parte de John Nutting Farrar.
Esos molestos tornillos, que dañaban la estructura de los dientes, fueron sustituidos más tarde por gomas elásticas. Y el bracket (en general los aparatos terapéuticos que utiliza el ortodoncista adheridos de manera temporal a los dientes) fue introducido en 1928, que progresivamente ha ido mejorando su diseño y los materiales empleados en su construcción.
Ortodoncia invisible
Los brackets, actualmente, ya no solo pueden ser de acero inoxidable, sino de cerámica, permitiendo un tipo de ortodoncia que resulta casi invisible, siendo más estética.
Los tratamientos de ortodoncia invisible están compuestos por una serie de alineadores creados con un poliuretano que ofrecen tanto resistencia como transparencia y que están hechos a medida para cada paciente. La técnica funciona a partir de un escaneado y un estudio informatizado realizado con un software 3D que reproduce la boca del paciente y programa su evolución hasta lograr los resultados deseados. Estos alineadores transparentes se cambian cada aproximadamente 15 días.
Cambiando estos alineadores cada 15 días, se logra, paso a paso, la posición dental deseada, forzando el desplazamiento del diente a través de micromovimientos. Funcionan igual que los brackets de acero inoxidable, pero requieren más atención en cuanto a la higiene oral porque los cerámicos son más grandes y más frágiles.
A diferencia de los aparatos fijos tradicionales, no hay brackets metálicos ni alambres, y se pueden extraer para comer o en otros momentos del día. Otra de las ventajas de la ortodoncia transparente es que los tratamientos en muchas ocasiones son más cortos que los brackets. Pero estos alineadores no se pueden utilizar en todos los pacientes que necesitan ortodoncia, y será el ortodoncista quien valore en qué pacientes se pueden utilizar y en quiénes no.
Los brackets cerámicos suelen ser solicitados en mayor proporción por adolescentes mayores y pacientes adultos que tienen preocupaciones cosméticas. Por ello, los brackets cerámicos tienden a ser más usados en los dientes frontales superiores que en los dientes inferiores.
Consejos de higiene con brackets
Ya que las bacterias y los restos de alimentos se acumulan en los aparatos de ortodoncia fácilmente, una dentadura con brackets necesita ser higienizada después de cada comida que se realice. Deben usarse cepillos de cerdas blandas especiales para ortodoncia así como cepillos interproximales y/o irrigadores bucales.
El hilo dental también debe de emplearse en el alambre de los brackets. Finalmente, puede completarse la higiene oral a través de enjuagues bucales con un colutorio específico para portadores de ortodoncia.
En cuanto a la alimentación, se recomienda limitar las comidas dulces y las bebidas azucaradas, aparte de evitar morder cosas duras o comer alimentos pegajosos, como los chicles.
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