Sin embargo, la ciencia de verdad está dando espectaculares pasos en ese sentido, investigando una serie de compuestos que reducen de forma significativa el proceso de envejecimiento, alivian los síntomas de debilidad asociados a la edad, mejoran la función cardíaca e incrementan la esperanza de vida.
La píldora de la juventud
La aplicación de estos compuestos en un futuro fármaco anti-envejecimiento se está desarrollando gracias a un equipo del Instituto Scripps de Investigación (TSRI), la Clínica Mayo y otras entidades.
Básicamente, los investigadores han fijado sus miras en dos compuestos: dasatinib (un fármaco contra el cáncer que elimina las células seniles) y quercetina (un compuesto natural que actúa como antihistamínico y antiinflamatorio, que se encuentra en altas concentraciones tanto en frutas como en verduras). De momento, sus efectos han sido probados solamente en ratones en un espectacular experimento publicado en la revista Aging Cell.
Lo que ocurre es que, a medida que envejecemos, las células seniles (las que han dejado de dividirse) incrementan su número, acelerando a su vez el proceso de envejecimiento.
Lo que hacen en esencia los compuestos anteriormente mencionados es eliminar estas células seniles de forma selectiva, sin dañar el resto. El dasatinib elimina las células senescentes progenitoras de la grasa humana, mientras que la quercetina es más eficaz contra las células endoteliales humanas senescentes y las células madre de médula ósea de ratón.
En el experimento se comprobó que la combinación de ambos compuestos resulta más efectiva que la administración individual por separado, permitiendo que los ratones, incluso en casos de administración de una única toma, mejoraran las funciones cardiovasculares y la resistencia, reduciendo la osteoporosis y la debilidad, e incrementando la esperanza de vida.
Aplicaciones en humanos
Los responsables de este avance significativo en el aumento de la esperanza de vida y, sobre todo, en el envejecimiento más saludable, han denominado a estos nuevos medicamentos con el nombre senolíticos.
Según el Profesor del TSRI Paul Robbins, que lideró la investigación junto a la Profesora Laura Niedernhofer, el uso clínico de una combinación de agentes senolíticos incluso podría revertir muchas enfermedades crónicas y discapacidades propias de la vejez.
Todavía es pronto para afirmar que los efectos comprobados en ratones podrán extrapolarse a seres humanos, y ambos productos pueden tener efectos secundarios, por lo menos en los tratamientos a largo plazo. Sin embargo, es indudable que el hallazgo deja la puerta abierta a la posibilidad de un envejecimiento mucho más benigno. Y quién sabe, quizá también nos acerca un poco más hacia la inmortalidad.
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