El Alzheimer es la enfermedad neurodegenerativa que provoca los síntomas de demencia de forma más frecuente, en el 60% de los casos. Es irreversible, pero aunque no se puede frenar el deterioro cognitivo que avanza de forma progresiva, existen cuidados paliativos que contribuyen a ralentizarlo y mantener las capacidades del paciente el máximo de tiempo posible.
Las terapias no farmacológicas sirven de apoyo a los tratamientos farmacológicos convencionales y cada vez son más recomendadas por los especialistas, como medidas de mejora en la calidad de vida tanto del enfermo como de los familiares. Con ellas también se busca reforzar las relaciones sociales, fortalecer el estado afectivo, incrementar la autonomía del enfermo en la medida de lo posible, prevenir su aislamiento y mejorar o controlar los trastornos de conducta. Estas son algunas de las terapias más efectivas.
1. Estimulación cognitiva
Es un conjunto de varias técnicas que se centra en mantener y optimizar el funcionamiento de las capacidades cognitivas, así como de enlentecer su deterioro, trabajando áreas como la memoria, el cálculo, la percepción, la atención o el lenguaje.
Aunque también están pensadas para recuperar capacidades originales, cuando se aplican para tratar el Alzheimer se encaminan más al desarrollo de estrategias compensatorias, que sirvan como vía alternativa de las funciones perdidas. Varias investigaciones demuestran que a pesar de la demencia, los enfermos conservan algo de capacidad de aprendizaje (plasticidad cerebral) que mejora o se deteriora menos gracias a la estimulación cognitiva.
Los recursos en esta terapia son muchos y variados, desde puzles, juegos, crucigramas y hojas de cálculo, hasta la utilización de los recuerdos para trabajar la memoria, o de la logopedia para mejorar el lenguaje.
2. Orientación a la realidad
Esta terapia tiene un carácter muy práctico y está dirigida principalmente a conseguir que el paciente mantenga el conocimiento sobre sí mismo y sobre el medio que le rodea durante el mayor periodo de tiempo posible, reduciendo así el malestar derivado de la confusión sobre quién es, dónde se encuentra y en qué momento.
También incluye técnicas diversas y con ellas se trabaja la orientación temporal, la espacial y la personal. En la primera se sitúa en las horas, días, meses o estaciones del año, mediante calendarios, relojes, deduciendo a través del clima, etc. En la segunda la prioridad es distinguir dónde se encuentra, especialmente cuando se pasa la mayor parte del tiempo fuera de casa, en un centro de día o en una residencia de mayores. La orientación personal se centra en que el enfermo refresque la información sobre su identidad, su experiencia vital y las personas de su entorno.
3. Fisioterapia y ejercicio terapéutico
El ejercicio físico nos beneficia a todos, y particularmente a las personas que padecen Alzheimer, ayudándolas a dormir mejor, mejorar el estado de ánimo, mantener la movilidad, los reflejos, el equilibrio y la coordinación, mientras socializan con diferentes grupos. A esto se unen ventajas comunes del ejercicio terapéutico como pueden ser mejorar la salud cardiovascular, evitar dolores de espalda, etc.
A medida que avanza el deterioro cognitivo las actividades se van simplificando, pero la fisioterapia resulta útil incluso en las fases más severas, a través de masajes, fomentando el movimiento pasivo o facilitando los cambios posturales.
4. Terapia ocupacional
Nos pasamos la mayor parte de nuestra vida realizando todo tipo de actividades que requieren habilidades manuales y cognitivas, no solo para percibir un sueldo, también como entretenimiento, aprendizaje, relajación, etc. Continuar con alguna de estas labores como tratamiento de las personas con demencia es una forma de fomentar su relación con el entorno, y proporcionarles motivación e ilusión por el día a día.
A través de tareas sencillas, se promueve que el paciente utilice las capacidades que todavía no han desaparecido del todo, y aunque es preferible elegir aquellas actividades afines o para las que siempre ha tenido una cierta facilidad (jardinería, costura, cocina, carpintería…), se busca una forma alternativa para ponerlas en práctica, acorde a su momento actual.
5. Terapia con perros
Como ya habíamos comentado, el tratamiento con perros produce en los enfermos de Alzheimer mejoras en el plano físico, social, emocional y cognitivo, repercutiendo de forma positiva en su estado de ánimo, motivación y movilidad general.
Recordar el nombre de la mascota, darle de comer, pasearla, cepillarle el pelo, disfrutar de su compañía y de su afecto, son actos que benefician al paciente, tanto en su motricidad como en su memoria, especialmente si siempre ha sido una persona amante de los animales, ya que el afecto que desarrollan por ellos también contribuye a suplir pérdidas o carencias sociales.
6. Musicoterapia
Cuando las capacidades cognitivas se ven afectadas la música muchas veces sigue siendo un excelente medio para comunicarse y dejar salir la creatividad y las emociones, incluso cuando existen dificultades severas en el lenguaje. Actualmente se utiliza con éxito para tratar personas con Alzheimer, demencia, Parkinson, autismo o enfermedades psiquiátricas.
Se ha demostrado que la musicoterapia estimula diferentes áreas de la memoria, contribuye a incrementar la autoestima, sirve como método de contacto con la realidad y es una base sólida para formar nuevas relaciones sociales. También se utiliza para evocar recuerdos o sensaciones agradables y en definitiva generar un profundo bienestar en los pacientes.
7. Estimulación multisensorial
La estimulación multisensorial se realiza en una sala preparada para ello, denominada sala o espacio snoezelen, en la que encontramos material técnicamente preparado para estimular de forma controlada nuestros órganos sensoriales: ojos, nariz, boca, piel y oídos.
Este modelo importado de Holanda (de ahí su nombre) permite a los pacientes de Alzheimer disfrutar de la estimulación de los sentidos, a la vez que se relajan en un ambiente seguro y muy agradable. En la sala podemos encontrar pintura fluorescente, luces, música, sonidos de la naturaleza, peluches, texturas, piscinas de bolas o columpios y tumbonas, entre otros elementos.
La Universidad Ramon Llull y Sanitas Mayores investigan actualmente sobre los beneficios principales que producen este tipo de espacios, apostando por los avances en atención gerontológica, un elemento clave para seguir progresando en la atención de los mayores con demencia.
Todas estas terapias se presentan como complementarias a los tratamientos convencionales y deben aplicarse de forma personalizada en función del avance de la enfermedad y las características y circunstancias personales de cada paciente. También hay otras muchas formas de fomentar el cuidado activo de los mayores con Alzheimer, y proporcionarles apoyo y bienestar a través de los tratamientos no farmacológicos. Con la ayuda de especialistas y cuidadores, podremos encontrar las más adecuadas.
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