La función principal de las glándulas submaxilares es la producción de saliva que lubrica la cavidad oral y la faringe, y que desemboca en el suelo de la boca a ambos lados del frenillo lingual.
Entre las glándulas salivales mayores, las glándulas sublinguales se sitúan por debajo del suelo de la boca; las parótidas se encuentran una en cada mejilla sobre la mandíbula y por delante de las orejas; y las submandibulares están ubicadas en la parte de atrás de la boca y a ambos lados de la mandíbula.
La glándula submaxilar es la primera de las glándulas salivares en madurar. Su peso oscila en el adulto entre 10 y 15 gramos, aunque con la edad puede aumentar algo de tamaño de modo fisiológico, y recibe fibras parasimpáticas y secretomotoras para el correcto funcionamiento del sistema nervioso, derivadas del ganglio submaxilar.
La importancia de las glándulas salivales radica en que se encargan de producir la saliva, cuya función es la de proteger la dentadura, facilitar la deglución y también combatir las posibles infecciones.
No hay que olvidar que la boca es la apertura anterior del tubo digestivo de los seres humanos. Las glándulas submaxilares, sublinguales y parótidas son los tres pares de glándulas salivales capaces de secretar diariamente entre 1 y 2 litros de saliva como una defensa mecánica e inmunológica, permitiendo lubricar las mucosas, proteger los dientes y regular el pH.
Ayudar al sentido del gusto
El 99% de la saliva es agua. Sin embargo, el 1% restante contiene muchas sustancias importantes para la digestión, la salud dental y el control del crecimiento de microbios en la boca.
Todas las partículas que conforman la saliva sirven para proteger los componentes de la cavidad bucal de la gran cantidad de bacterias patógenas que pueden producir caries dental y esto quiere decir que se convierten en bactericidas. La saliva también contiene una importante cantidad de anticuerpos proteicos que pueden destruir todas las bacterias bucales encargadas de producir caries.
Además, las glándulas salivales cumplen con una función sensorial, la de ayudar al sentido del gusto. Esto es algo que se puede sentir fácilmente, ya que sólo de pensar en cualquier alimento (sólido, líquido, dulce o salado) las glándulas segregan la cantidad de saliva suficiente para equilibrar dicho deseo.
Problemas de infección
De acuerdo con los especialistas, los síntomas que pueden presentarse en una persona con problemas de infección en sus glándulas salivales son mal sabor de boca, dificultad para abrirla, sequedad bucal y dolor en la cara.
Además, los odontólogos resaltan que cualquier anomalía en el funcionamiento de las glándulas salivales aumenta el volumen de las mejillas, zonas glandulares o específicas de la cavidad bucal. Aunque puede existir una patología sin aumento del volumen de las glándulas, por lo que cualquier anomalía puede aumentar el volumen de las mejillas.
Hay formas de evitar estas infecciones, como llevar a cabo una buena higiene bucal para prevenir una infección bacteriana; tomar abundantes líquidos; ingerir alimentos que incrementen la salivación, por ejemplo, golosinas ácidas o limón; y masajear la glándula para incrementar el flujo de saliva y ayudar a prevenir las infecciones.
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