La forma en la que mordemos y cómo quedan colocados los dientes al cerrar la mandíbula es un factor importante que, de no realizarse correctamente puede llevarnos a problemas más graves de tipo esquelético y muscular. Dos de las patologías más comunes cuando hablamos de problemas en la mordida son la mordida cruzada y la mordida abierta: en ambos casos los dientes no quedan bien alineados al cerrarse la boca, y existen diferentes métodos para tratar estos problemas. Uno de los más utilizados es la ortodoncia, pero ¿es siempre necesario su uso en el caso de las patologías relacionadas con la mordida?
La mordida cruzada, ¿qué es y cómo se trata?
La mordida cruzada es una patología muy común, sobre todo entre los niños. Consiste en que al cerrar la mandíbula (al morder) una o varias piezas dentales de la arcada superior quedan por detrás de las piezas de la arcada inferior. Esta patología puede tener distintos orígenes: puede ser de origen dentario si los maxilares tienen una posición correcta pero las piezas dentales están inclinadas, de origen esquelético si el maxilar superior es más grande que el inferior, o puede ser de origen mixto cuando los dos problemas anteriores se dan a la vez.
Aunque la mordida cruzada es una patología que puede desarrollarse a cualquier edad, es especialmente importante la detección y el tratamiento precoz en el caso de los niños: durante la infancia los músculos y los huesos de todo el cuerpo, incluidos los de la cara, se encuentran en desarrollo, por lo tanto es mucho más sencillo devolverlos a su posición correcta y favorecer un crecimiento adecuado.
En el caso de los niños, la mordida cruzada se trata durante uno o dos meses con un aparato llamado «expansor»: este aparato se fija en el paladar y se va ensanchando diariamente de forma progresiva y manual con una llave. Al finalizar esta parte del tratamiento el expansor se fija en su posición óptima para que el hueso fije su posición al endurecerse.
En el caso de los adultos, el tratamiento para la mordida cruzada es más complejo, ya que resulta más difícil modificar la posición de los huesos. En estos casos se recurre a la ortodoncia, combinando varios aparatos y en algunos casos haciendo uso de la cirugía correctora.
¿Qué es la mordida abierta?
Cuando en el momento de morder los dientes de la arcada superior no entran en contacto con los de la inferior, sino que se crea un espacio entre ellos, podemos hablar de mordida abierta. Si además los dientes superiores no quedan por delante de los inferiores se tratará de una mordida abierta anterior. Otros tipos de mordida abierta son la posterior (cuando no queda espacio entre los dientes posteriores opuestos de ambas arcadas) y la sobremordida incompleta (cuando al morder los dientes frontales inferiores no entran en contacto con los superiores).
Muchas veces la mordida abierta puede derivar de algunos hábitos infantiles como el de chuparse el pulgar o el uso abusivo del chupete en los niños. También puede deberse al hecho de empujar los dientes con la lengua de manera inconsciente. Además, la mordida abierta no solo nos afecta de forma estética, desvirtuando nuestra sonrisa, sino que puede causar problemas en el habla como el ceceo y otros problemas respiratorios.
Dependiendo de la edad del paciente el problema se podrá solucionar con un tratamiento de ortodoncia o bien habrá que recurrir a la cirugía, por eso es muy importante el diagnóstico precoz.
- Ortodoncia interceptiva para los niños: el tratamiento es similar al de la mordida cruzada, e igualmente se utiliza un expansor para modificar la posición y el crecimiento de los huesos.
- Ortodoncia para adolescentes: durante la adolescencia se puede recurrir a diferentes tratamientos odontológicos, como los brackets, para modificar la posición de los dientes, tirando de ellos hacia arriba, y ajustar la mordida.
- Cirugía ortognática para adultos: en el caso de los adultos con mordida abierta severa es necesario recurrir a la cirugía, puesto que la ortodoncia es ineficaz por sí sola. Durante la intervención la mandíbula se coloca en la posición correcta y se fija con clavos y placas para, posteriormente, pasar al tratamiento con ortodoncia.
Mercedes Pascual Serra