Hacia los 5 o 6 años, y coincidiendo con la caída de los primeros dientes, tu pequeño comienza a quejarse de molestias en la boca. Le observas y le pides que abra la boca para poder tocar sus dientes y así poder comprobar si han empezado a moverse; y al hacerlo descubres, allí al fondo, que comienza a nacer una muela.
Se trata de las también conocidas “muelas de los 6 años”, que nacen entre los 5 y los 7 años tanto en la arcada inferior como en la superior de la boca. Son, en este caso, piezas nuevas y definitivas que ya no se caerán.
La erupción de estos dientes puede causar en los niños molestias que van desde cefaleas a dolor de oídos y de mandíbulas. Además, la inflamación que causa el nacimiento de estas muelas puede hacer que se muerdan accidentalmente las mejillas, produciendo llagas o heridas que aumentarán las molestias. Estos síntomas pueden durar varios días.
Mitigar las molestias
Para reducir las molestias asociadas existen diferentes opciones, como masajear las encías con un cepillo suave y ofrecerle alimentos fríos para rebajar la hinchazón. La inflamación puede reducirse también realizando enjuagues de agua salada y tibia. En los casos en los que el dolor persiste, o haya fiebre, se le puede administrar también ibuprofeno, que rebajará la fiebre a la vez que reducirá la inflamación. Si la fiebre supera los 40º, se recomienda visitar al dentista para que se descarten otras patologías que pueden estar asociadas, como infecciones de cualquier tipo.
Durante este tiempo, también pueden verse modificados los hábitos alimentarios del niño, rechazando aquellos alimentos que son más difíciles de masticar y optando por otros más blandos suaves. Por eso es importante ofrecer a los niños opciones que les ayuden a aliviar el dolor y las molestias: se puede cortar la fruta en trozos pequeños para facilitar su masticación, u ofrecerle polos, que rebajarán la inflamación; el yogur y la fruta congelada es otra buena opción, muy saludable, que cuidará su alimentación y aliviará los síntomas.
Es importante visitar al dentista
En esta etapa es muy importante visitar al dentista para que revise las nuevas muelas y pueda anticiparse a futuros problemas derivados de su nacimiento. Hay que resaltar que los primeros molares, las muelas de los 6 años, son en parte las responsables de dar forma a la cara del niño, marcando de alguna manera la posición que tendrá el resto de dientes permanentes.
Una buena higiene bucal es fundamental en todas las etapas, pero en esta es esencial que los padres vigilen a los niños durante el cepillado los dientes, y que insistan en la manera correcta de hacerlo. Estos dientes, que serán definitivos, ocupan un lugar al final de la boca que, en algunas ocasiones, hace que los niños se lleguen a olvidar de ellos. Al cuidar de que lo hagan correctamente, recordándoles que se deben limpiar la muela, evitarán la caries y nos aseguramos de que esas piezas les acompañarán durante toda la vida.
Vanessa Fernández