El dolor es una de las principales preocupaciones de los pacientes cuando el dentista les plantea la posibilidad o necesidad de solucionar la falta de piezas dentales con la colocación de implantes dentales. Como subraya la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración, SEPA, en su página web, las técnicas de implantología “están muy bien protocolizadas” para evitar que el paciente sufra dolor.
Los implantes dentales son raíces artificiales creadas para sustituir las raíces de los dientes ausentes o perdidos por cualquier causa y que son capaces de integrarse hasta el punto de convivir de forma sana y totalmente natural con el resto de los tejidos de la boca. Sobre esas raíces se asentarán después las coronas o prótesis dentales completando así estos dientes artificiales.
La cirugía de colocación de un implante dental se realiza normalmente con anestesia local en la consulta del odontólogo. De este modo, más allá del pinchazo inicial con el que se suministra la anestesia, el paciente no tiene que notar nada cuando el implante se coloca en el hueso, al margen de escuchar el instrumental que se está utilizando y percibir los movimientos del dentista. En casos muy concretos, bien por indicación facultativa o porque el paciente lo solicite, la intervención se realizará bajo los efectos de una sedación general, generalmente en régimen hospitalario.
Molestias mínimas
Una vez que la intervención ha terminado y la anestesia empieza a perder su fuerza, es normal que el paciente sienta algo de molestia en la zona tratada, que se puede paliar fácilmente con la medicación indicada por el odontólogo.
La mayoría de los pacientes encuentran que ese ligero malestar después de la cirugía de un implante dental es más o menos parecido al derivado de la extracción de un diente, aunque el grado de molestia varía de paciente a paciente.
No obstante, hay varios factores que pueden afectar a la cantidad de dolor que se siente después de la cirugía de un implante dental. No es lo mismo colocar un solo implante que ocho, ni es lo mismo una cirugía con o sin injertos óseos. También varía según el hueso y según se opere en mandíbula o en maxilar superior. En estos casos, se puede esperar tener un poco más de molestia después.
Así, la recuperación después de la cirugía de implante dental depende de muchos factores, y el proceso de recuperación de cada paciente es único. Algunas personas se curan más rápido que otras. Por ello, es muy importante, una vez terminada la cirugía seguir en casa y, los días posteriores, las pautas indicadas por el profesional que ha colocado los implantes.
No obstante, si pasado el tiempo indicado por el dentista al paciente le siguiera molestando el implante dental, es importante que vuelva a acudir a consulta para que revisen el implante y el resto de la estructura dentofacial con objeto de diagnosticar las posibles causas del malestar y solucionar el problema.
En definitiva, la colocación de implantes dentales no es un proceso doloroso para el paciente y las molestias posteriores son mínimas, por lo que rechazarlos sin más por el hecho de tratarse de elementos ajenos a nuestra boca y que nos causarán dolor, es una razón sin argumentos de peso. Los resultados de este tipo de cirugía valen la pena en el proceso de recuperación de la sonrisa y de la función masticatoria.
mariella