Las carillas son uno de los tratamientos de estética dental más demandados, pero también uno de los que plantean más dudas al paciente a la hora de decidir qué tipo de coberturas dentales elegir según su caso, si las de cerámica o las de composite.
Las carillas de composite se suelen recomendar cuando el paciente requiere modificaciones leves en su dentadura, ya sea para corregir pequeñas alteraciones de forma de los dientes o de su color o tamaño, para lo que se efectúa un ligero pulido de las piezas dentales. Por ejemplo, cuando se trata de un solo diente, ya que suele quedar de un color más parecido al de los naturales. También cuando, tras un tratamiento de ortodoncia y para mejorar la estética de la boca, es necesario retocar alguna pequeña parte del diente.
Las carillas de composite, para cuya colocación se utiliza resina estética muy parecida a la que se usa para realizar los empastes, son las más baratas. Por contra, su calidad es algo inferior. Por ejemplo, pueden pigmentarse y perder el brillo con mayor facilidad, lo que puede hacer necesarias posteriores visitas al dentista para su mantenimiento. También duran menos. Eso sí, al realizarse sobre el diente, se suelen colocar en una sola sesión y, en consecuencia, es más sencilla su reparación. Además como no se talla el diente al colocarlas, se pueden eliminar dejando el diente como estaba inicialmente.
Si el paciente requiere más de una pieza dental con carillas, son aconsejables las de cerámica por ser mucho más resistentes, duraderas y estéticas. Las carillas de cerámica se indican para los casos más graves de decoloración, fracturas, astillado, separación entre piezas dentales (diastema), falta de espacio, dientes desiguales o mal colocados. Permiten corregir las manchas de los dientes como, por ejemplo, las que surgen como consecuencia de la toma de tetraciclinas. También logran cerrar diastemas, además de mejorar la forma, el tamaño y el alineamiento de los dientes. Otro motivo de indicación es la sonrisa alta y/o dientes cortos, con los que algunos pacientes se sienten incómodos cuando, al sonreír, muestran mucha encía.
Las carillas de cerámica son las de precio más elevado, pero también son las de efecto más natural y las más duraderas, además de preservar el brillo y el color de los dientes durante mucho tiempo. A diferencia de las de composite, no se realizan directamente sobre el diente en una sola sesión con el odontólogo, sino que se fabrican en el laboratorio, por lo que para su colocación son necesarias varias visitas al odontólogo.
Contraindicaciones de las carillas dentales
Se puede decir que casi todo el mundo es apto para llevar carillas dentales, pero ciertamente existen casos en los que quizás no sea demasiado recomendable.
La existencia de apiñamientos severos o defectos en la relación de las arcadas dentarias pueden contraindicar este tratamiento, pues probablemente la carilla no quede bien o no se ajuste como debiera. Tampoco es aconsejable en pacientes bruxistas (que hacen apretar y rechinar los dientes), pues pueden estropear las carillas en poco tiempo, a no ser que por la noche utilicen algún tipo de aparato dental o férula de descarga. En cualquier caso, siempre es el odontólogo el que tiene que determinar, tras un examen clínico, si el paciente podrá usar o no carillas.
Si finalmente se decide esto último, ¿qué elegir, carillas de porcelana o de composite? Pues depende de cada paciente y del tratamiento que, a criterio del odontólogo, mejor se ajuste a su caso. Por eso es tan importante ponerse en manos expertas y consultar al dentista. Seguro que los resultados que puede ofrecer al paciente le sorprenderán y, en poco tiempo, podrá lucir una bonita sonrisa.
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