Desde hace años cada vez son más las personas, adultos o jóvenes, anónimos o famosos, que se suman a conseguir una sonrisa bonita y unos dientes bien colocados con ayuda de la ortodoncia. Los dientes mal posicionados no son solo una cuestión de estética, sino que pueden incidir negativamente en nuestra salud provocando, por ejemplo, problemas de maloclusión y de las articulaciones temporomandibulares. Por eso es necesario que acudamos a un profesional que cuide nuestra sonrisa y salud bucal.
Aunque últimamente está muy de moda la ortodoncia invisible, no es un tratamiento viable en todos los casos. La mayoría de las veces se recurre a los brackets para solucionar la malposición dental, aunque muchas veces nos preguntamos ¿los brackets qué son?.
El tratamiento con brackets, que pueden ser de distintos tipos dependiendo de nuestras necesidades y también de nuestros gustos, nos permite hacer una vida perfectamente normal una vez han sido colocados. Es un tratamiento que puede durar desde unos meses hasta períodos más largos, de años, dependiendo del estado previo de la boca del paciente.
¿Cuáles son los diferentes tipos de brackets que existen?
Brackets metálicos:
Son los tradicionales, que se vienen usando desde un principio. Este tipo de brackets se adapta a todos los tratamientos que necesite el paciente. La contrapartida es que, al ser metálicos, suelen destacar bastante sobre los dientes, por lo que mucha gente opta por otros tipos de ortodoncia más estética. Dentro de los brackets metálicos existe una segunda clase que se denomina «de autoligado»: estos brackets en lugar de llevar una goma, como los convencionales, llevan un clip que permite el paso del arco uniendo el bracket al arco. Esto hace que los tratamientos sean más rápidos y fáciles, y las citas de ajuste son menores que en el caso de los brackets metálicos convencionales.
Brackets estéticos de cerámica:
En lugar de colocar una pieza de metal sobre los dientes, se coloca una pieza de cerámica, muy resistente y de un color similar al de la pieza dental, lo cual permite que sea mucho más estético, sobre todo si el paciente cuenta con una sonrisa blanca. Las desventajas de este tipo de brackets es que el tratamiento es algo más costoso y largo y que las gomas blancas elásticas que unen el arco al bracket, se pueden teñir, por lo que hay que cambiarlas con frecuencia.
Este tipo de brackets son un tratamiento prácticamente invisible, ya que están realizados en cristal de zafiro, que es casi transparente y muy resistente. Su efecto es el mismo que el de los brackets metálicos convencionales y lo único que cambia es el material de los mismos. Son brackets que, siempre que se mantenga una buena higiene dental, no tienen por qué mancharse ni desgastarse. Su precio es algo más elevado que en los casos anteriores y es necesario ser muy concienzudos a la hora de limpiarlos, cepillándonos los dientes mínimo tres veces al día y utilizando el hilo dental.
La ortodoncia invisible: un paso más allá
No se trata de brackets propiamente dichos, pero la ortodoncia invisible es un tratamiento con las mismas funciones que ellos: corrige la alineación de los dientes en los casos de apiñamiento, dientes excesivamente separados, mordida cruzada, sobremordida y protusión. La clave de este tratamiento es que se trata de una ortodoncia extraíble que podemos quitarnos en cualquier momento y que, además, pasa prácticamente inadvertida a la vista.
Los tratamientos con ortodoncia invisible no suelen ser muy largos pero sí algo más caros que los tratamientos tradicionales.
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