Uno de los propósitos más habituales cuando llega el nuevo año suele ser el de dejar de fumar: el 31 de diciembre miles de personas deciden apagar el que desean que sea su último cigarrillo para comenzar una nueva vida alejados del tabaco. No es una empresa fácil: si bien los días más duros suelen ser los primeros, a lo largo de todo el proceso estamos expuestos a situaciones en las que nos es difícil decir que no a un cigarrillo. Para animarte en este buen propósito de año nuevo, te contamos cómo mejorará tu salud bucal una vez hayas dejado de lado el tabaco.
¿Cómo afecta el tabaco a tu salud bucal?
Como ya hemos dicho en anteriores ocasiones, la salud de tu boca y de tus dientes afecta a la salud de todo tu cuerpo. Quizás el percance más visible y que preocupa a un mayor número de fumadores sean los dientes amarillos, que se tiñen de ese color por acción de la nicotina: los tratamientos blanqueadores pueden ser una solución, pero solo de forma temporal si seguimos fumando, ya que el tabaco contrarresta lo que conseguimos con el blanqueamiento.
Además del aspecto estético (no es lo mismo lucir una bonita sonrisa blanca que una teñida por el tabaco), fumar puede acarrear problemas mucho más serios a nuestra salud bucal: la curación tras una intervención dental como la extracción de una pieza dental o tras realizar algún tipo de cirugía oral es mucho más lenta en las personas que fuman, y es mucho más probable que sufran patologías bucales como gingivitis o sangrado de encías e incluso son más propensos a la aparición de caries.
La consecuencia más grave del tabaco en nuestra boca es sin duda el cáncer oral, en el que la tasa de mortalidad a los 5 años del diagnóstico es muy elevada, del 50% (aunque desciende cuando se realiza un diagnóstico precoz). Además, entre el 75 y el 90% de los casos de cáncer oral están vinculados a personas fumadoras y que consumen alcohol con frecuencia.
¿Qué beneficios obtendrás en tu boca al dejar de fumar?
Dejar de fumar es una de las mejores decisiones que puedes tomar para tu salud. No solo no aparecerán manchas en los dientes y mejorará la estética de tu sonrisa, sino que además recuperarás el sentido del olfato y del gusto, que se ven alterados cuando somos fumadores. No en vano, uno de los comentarios más escuchados entre las personas que dejan de fumar es que perciben mucho mejor los olores y que la comida «sabe mejor».
Al dejar de fumar se reduce también el riesgo de infecciones y patologías periodontales: tus encías estarán a salvo y, al producir más cantidad de saliva, mejorará la capacidad de tu cuerpo de neutralizar la placa bacteriana. El aliento, que en los fumadores suele tener un olor desagradable y fuerte, mejorará considerablemente.
En cuanto a los dientes, al dejar de fumar deja de perderse su soporte óseo, una patología habitual en los fumadores de larga duración. Esto hará que, en caso de que necesites en un momento dado un implante dental, las probabilidades de éxito y no rechazo de la nueva pieza sean mucho más altas.
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