La artritis y la artrosis son dos patologías, relacionadas ambas con las articulaciones, que afectan a un buen número de personas, pero ¿sabemos distinguirlas entre ellas? Su nombre similar y que afecten ambas a las mismas zonas del cuerpo pueden hacer esta tarea algo más difícil. Hoy aclaramos conceptos y resolvemos las dudas más frecuentes que se asocian a estas dos enfermedades.
Tanto la artritis como la artrosis, además de afectar a las articulaciones, cursan con dolor y pueden reducir la calidad de vida de las personas afectadas por ellas. Algo que también tienen en común estas dos patologías es un factor que las afecta de forma negativa: la obesidad y el sobrepeso pueden hacer más graves estas enfermedades. La buena noticia es que este es un factor que nosotros podemos llegar a controlar a través de una dieta adecuada, de actividad física diaria y de la ayuda de los profesionales sanitarios adecuados (en este caso hablamos de los dietistas-nutricionistas). Así, controlando nuestro peso a lo largo de todas las etapas de nuestra vida eliminaremos un factor de riesgo para sufrir artrosis o artritis. Para prevenirlas, puedes empezar a cuidarte para no sufrirlas desde hoy mismo.
Las diferencias entre artritis y artrosis
Si queremos aprender a distinguir de forma rápida estas dos patologías solo tenemos que pensar en que en español todas las patologías que terminan en el sufijo -itis (como tendinitis, otitis o faringitis) indican que existe una inflamación en alguna parte de nuestro cuerpo. Así, la artritis hace referencia también a una enfermedad que cursa con inflamación, en este caso de la membrana sinovial que recubre las articulaciones.
Las causas de la artritis suelen ser variadas y pueden ir desde una enfermedad autoinmune hasta un traumatismo severo o incluso puede ser causada por una infección. No tiene por qué responder a causas degenerativas, y ciertos tipos de artritis, como la artritis juvenil idiopática, pueden aparecer en niños y jóvenes. En el caso de que la artritis aparezca debido a un factor externo, como una infección, esta desaparecerá cuando la infección se haya curado. Es importante que, en el caso de que detectemos síntomas (uno de los más comunes es la rigidez matutina, que nos impide movernos correctamente y sin dolor al levantarnos de la cama) acudamos a un profesional médico que evalúe cuál es la causa y cuál es el tratamiento médico más indicado para nosotros.
La artrosis u osteoartrosis, por el contrario, responde siempre a causas degenerativas y está relacionada con el envejecimiento y el desgaste de las articulaciones, especialmente del cartílago que las recubre. En el caso de las mujeres suele aparecer de forma más temprana, habiendo riesgo a partir de los 45 años, mientras que en los varones se suele retrasar su aparición hasta los 60 años. En el caso de la artrosis es muy importante que controlemos nuestro peso, ya que sufrir obesidad aumenta por cuatro las posibilidades de sufrir esta patología.
Las similitudes entre las dos patologías
Las dos enfermedades cursan aproximadamente con los mismos síntomas: las personas que sufren artrosis o artritis pierden progresivamente la movilidad de las articulaciones, viéndose reducida de esta manera su calidad de vida. Además, son enfermedades dolorosas debido a la rigidez. Perder el rango de movilidad de una articulación como, por ejemplo, las falanges de los dedos de las manos, una de las más comunes, puede significar para esa persona no poder valerse por sí misma: no poder escribir o teclear en un ordenador, no poder llamar por teléfono de forma cómoda… En fin, dejar de ser autónomo en su día a día. Si esto le ocurre a personas de edad avanzada, puede dar lugar al aislamiento social al que se ven sometidos muchos ancianos.
La artrosis es una enfermedad degenerativa: no hay una cura para ella, pero es posible reducir el dolor que causa al paciente a través de antiinflamatorios u otros medicamentos. En el caso de la artritis sí que podemos tratarnos: el tratamiento siempre depende del origen de la enfermedad, pero suelen usarse corticoides y supresores del dolor. En ambas enfermedades es determinante un diagnóstico precoz: comenzando el tratamiento lo antes posible podremos mitigar los síntomas.
Además de controlar nuestro peso, otra de las cosas que podemos hacer para prevenir la aparición de estas patologías es mantener una actividad física regular, aun cuando ya las estamos sufriendo, siempre dentro de nuestras posibilidades y guiados por profesionales de la salud. A través del ejercicio físico podremos aumentar la densidad de nuestros huesos y aumentar nuestra masa muscular, lo cual nos beneficiará de cara al futuro.
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